Hacer un pavo para Navidad puede parecer un reto, pero con los pasos adecuados y algo de paciencia es completamente posible, incluso para quienes no tienen mucha experiencia en la cocina.
La dificultad de este platillo depende de dos factores: la preparación previa y el método de cocción. No te culpamos si durante el proceso te surgen dudas, por ejemplo, ¿qué le debes inyectar para que quede delicioso? Aquí te lo explicamos.
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Como platillo tradicional de Navidad, el pavo es originario de América del Norte y fue una de las aves domesticadas por las civilizaciones indígenas como los aztecas, quienes lo criaban por su carne, explica un artículo de la Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador. Por lo general, se sirve con guarniciones de papas cambray adobadas, pasta, verduras a la mantequilla, puré de papa con queso parmesano y ensalada.
El pavo es un alimento por demás saludable: aporta proteínas, vitaminas del complejo B (como la B1, B3, B5, B6, B12), fósforo, potasio, magnesio, hierro y zinc. Se trata de una de las carnes más nutritivas y bajas en grasa.
Uno de los pasos básicos dentro de la etapa de preparación del pavo es inyectar su carne. Algunas personas acostumbran a ponerle jugos de cítricos y, aunque es la opción más común, te compartimos otras alternativas para que te quede jugoso:
Realiza una mezcla de mantequilla derretida, ajo picado, hierbas frescas o secas (romero, tomillo, salvia), sal y pimienta. Esto le dará un toque delicioso a la carne.
Combina jugo de naranja, limón o lima, con ajo, cebolla, romero y un poco de aceite de oliva. De esta manera obtendrás un pavo aromático y de sabor fresco.
Reserva caldo de pollo con un toque de salsa de soja, ajo y cebolla. Se trata de una combinación simple, pero eficaz para mantener la carne húmeda durante el proceso de cocción.
Utiliza la mezcla de vino blanco con ajo, romero, cebolla y un poco de azúcar moreno o miel. Dicha combinación es apropiada para los paladares con gustos dulces, y al mismo tiempo sirve para ablandar el pavo.
Revuelve un chorro de aceite de oliva con ajo y cebolla en polvo, sal y pimienta. Te ayudará a conseguir un equilibrio de sabor entre lo salado y lo ácido.
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