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Uno de los alimentos que requiere más cuidados durante la época de calor es la carne. Es importante mantenerla en refrigeración para evitar que se eche a perder.
De acuerdo con una nota publicada del Instituto de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de Nebraska, la mayoría de las enfermedades transmitidas por los alimentos son el resultado de microorganismos que se forman en la comida por ser expuesta a altas temperaturas.
Los microorganismos que comúnmente aparecen en la carne son E.coli (bacteria que vive en el intestino de los animales, puede causar diarrea con sangre, vómito o dolor abdominal) y la salmonela (bacteria que se manifiesta con diarrea, fiebre y calambres abdominales).
Para que no sufras por estas enfermedades aquí en Menú, te decimos cómo saber si la carne está echada a perder.
De acuerdo con
de Agro Meat lo primero que debes hacer es:
1. Comprobar la fecha de venta o caducidad de la carne. Por ejemplo, si el paquete no tiene fecha de caducidad, o fecha de empaquetado lo recomendable es que no se compre la carne.
2. Hay que saber distinguir el color de la carne , la mayoría de la gente cree que la carne debe de tener un color rojo brillante; sin embargo, este no es el color natural de la carne fresca, sino que se produce debido a la exposición de la misma al aire.
Un trozo de carne de cerdo en buenas condiciones, debe de tener un color gris-rosado, esto significa que la carne está fresca y sana.
3. Oler la carne será el punto vital para saber si está echada a perder o no. Si el olor que desprende es nauseabundo no es bueno arriesgarse.
4. Es importante tomarse un tiempo para inspeccionar. Una carne en mal estado presenta textura viscosa, si este es el caso, es muy probable que las bacterias ya se hayan multiplicado. Otra característica de la carne echada a perder es que está pegajosa y tiene color negro o verde, esto significa que ya hay hongos comenzando a crecer en la carne.
5. Como última recomendación, es importante usar los sentidos del olfato, del tacto, de la vista y sobre todo el sentido común para decidir si la carne está fresca o en mal estado.