Es imposible no modificar hábitos alimenticios durante estos días en casa. Pero, ¿sabes cuáles son los alimentos que no deben de faltar para conseguir un mejor rendimiento físico para tus hijos? Si el lugar donde estudia es su casa tendrá más distracciones y probablemente una falta de concentración por los objetos que le rodean: televisión, videojuegos, juguetes...
Expertos en salud han observado que los niños con una mala nutrición experimentan dificultades para estudiar y problemas de conducta, efectos que pueden reducirse con una dieta equilibrada.
“Sabemos que en los primeros tres a cinco años de vida, el crecimiento cerebral es rápido, lo que hace que la nutrición sea crítica para el desarrollo cognitivo”, explica la doctora Mafalda Hurtado, directora médica en Abbott, y detalla que una alimentación saludable es aquella que cubre las necesidades básicas y funcionales en el organismo, siempre y cuando sea suficiente y completa.
La comida es un factor determinante para lograr una salud mental adecuada y una herramienta útil que puede guiarte para crear un menú saludable es el plato del buen comer.
Del mismo, el doctor Benjamín Zepeda, pediatra del Colegio Mexicano de Pediatras Especialistas en Inmunología Clínica y Alergia, sugiere consumir alimentos vegetales (frutos secos, verduras, hortalizas, legumbres y cereales integrales) y en menor cantidad pescado, huevo y lácteos bajos en grasas.
De igual manera, es importante limitar el consumo de alimentos ricos en calorías (azúcar, refrescos, jugos, repostería), carnes rojas y embutidos. Tampoco hay que olvidar que los niños deben beber agua en lugar de jugos y refrescos.
¿Qué hago si mi hijo es melindroso?
El doctor Zepeda explica que es normal que el niño de uno a tres años se encuentre en una etapa de transición de la lactancia al crecimiento estable escolar. En este momento comienzan a crearse algunos hábitos basados en las costumbres de la familia. Además, el niño desarrolla su gusto al probar nuevos sabores y texturas, por lo que muestra sus preferencias a la hora de comer, las cuales van cambiando y es común que en el camino los alimentos que antes comía muy bien ahora los rechace.
“El niño come jugando, por lo que la forma de presentación de los alimentos y las diferentes texturas pueden favorecer su ingesta. Todos estos hechos no sólo condicionan ingestas muy irregulares a lo largo del día, sino en periodos más prolongados”, comenda el pediatra y explica que una norma básica en la alimentación de los niños de preescolar dicta:
-El consumo de lácteos debe ser dos veces al día.
-Ingerir al menos dos raciones de verduras diario, puede ser en la comida y en la cena.
-Consumir pescado mínimo tres veces a la semana para conseguir la cantidad necesaria de ácidos grasos como DHA.
La familia y su alimentación
"Cuando un niño solo come ciertos alimentos o se niega a comer, puede haber mucho estrés que afecta negativamente a la dinámica de toda la familia", señala la doctora Hurtado, con lo que sustenta que el entorno familiar, su estilo de vida y hábitos alimenticios, influyen en los patrones alimenticios del niño.
Por ejemplo, si los padres no tienen un horario fijo para desayunar y caen con regularidad en hábitos insanos como los ayunos prolongados, pueden afectar a sus hijos pues no alcanzan a abarcar las calorías recomendadas al día con las demás comidas, además de que la práctica se puede extender hasta su adolescencia y vida adulta.
“Es conveniente establecer un orden con cuatro o cinco comidas al día, distribuyendo las calorías a ingerir entre el desayuno (20-25% del total), comida (30-35%), colación (15-20%) y cena (25%)”, advierte el doctor Zepeda e invita a tener especial cuidado al tratar de compensar aspectos nutricionales con sugerencias provenientes de la publicidad, modas o determinados estilos de vida.
Por otra parte, la urgencia por que el niño ‘tenga algo en la panza’ puede llevar a que los padres sirvan postres a sus hijos con tal de que coman. Sin embargo, el pan dulce, al igual que los pasteles, el helado, galletas, jugos y refrescos se deben de limitar a ingerir menos de una vez por semana, ya que “son alimentos ricos en calorías de bajo valor nutricional”, subraya el pediatra.
Para optimizar su alimentación desde la infancia, poner fin a malos hábitos alimenticios y prevenir enfermedades que se pudieran manifestarse años después, es recomendable seguir los siguientes consejos:
-Durante las comidas, ofrece a tu hijo sus alimentos favoritos, pero también incluye opciones saludables.
-De manera gentil, anima a tu hijo a probar nuevos alimentos, pero no lo presiones.
-Debes tener en mente que, como todos, los niños también pueden tener alimentos que sí les gusten y otros que no disfruten.
-Si tu hijo se niega a comer lo que has puesto en la mesa, no te rindas. Puedes ofrecerle una alternativa como frutas, lácteos semidescremados y sin azúcar añadida, cereales o legumbres, todo en cantidades moderadas.
-Los niños consumen lo que sus padres llevan a casa, así que es mejor disminuir los alimentos chatarra.
- Asegúrate de platicar con un pediatra sobre las dudas que tengas sobre la alimentación o el crecimiento de tu hijo.
-Las horas dedicadas a ver televisión, jugar videojuegos o navegar por internet, no debe ser mayor a dos horas diarias y las horas de sueño no deben ser menores a ocho.