La cebolla es un ingrediente popular dentro de la cocina tradicional. Ya sea cruda, asada o cocida, su sabor le da un toque especial a una variedad de preparaciones como moles, adobos, tacos, tostadas, enchiladas o platillos a la mexicana, asegura el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana .
Sin embargo, el inconveniente de este producto es su gran capacidad para hacernos llorar sin control. De acuerdo con la Universidad McGill en Canadá, este es un mecanismo natural para evitar las plagas. Cuando se dañan los tejidos de la cebolla, esta hortaliza comienza una serie de reacciones químicas para liberar sulfóxido de tiopropanal. Al entrar en contacto con la humedad de nuestros ojos , este compuesto gaseoso forma ácido sulfúrico. Para librarnos de esta sustancia dolorosa , nuestras glándulas lagrimales nos hacen llorar. ¿Cómo podemos evitarlo? A continuación te compartimos algunos tips para ahorrarte algunas lágrimas.
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El chef Vincent Olivieri explica que cortar una cebolla con un cuchillo afilado disminuye la probabilidad de romper las paredes celulares de la cebolla , lo que reduce la liberación de los compuestos de azufre que irritan nuestros ojos. Si usas un cuchillo sin filo, el corte será más áspero y saldrán más gases de factor lacrimógeno.
Por su parte, el medio especializado Taste of Home complementa esta técnica con un espacio bien ventilado. Abre las ventanas más cercanas o prende un ventilador mientras realizas esta tarea.
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Según un artículo de la Universidad de Nebraska-Lincoln, refrigerar las cebollas antes de córtalas retrasará la actividad de las enzimas que producen los químicos irritantes . Mételas en el refrigerador media hora antes de picarlas.
De igual forma, la institución educativa sugiere que la raíz quede intacta, ya que esta parte contiene una mayor concentración de los compuestos sulfúricos que causan el lagrimeo. Solo corta el extremo superior y pela las capas externas.
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El medio gastronómico The Kitchn recomienda que, al cortar una cebolla a la mitad, gires ambas mitades hacia abajo sobre la tabla. Mientras picas una parte, deja la otra sin pelar. Cuando termines con la primera mitad, colócala en un tazón y ponla en un lugar lejano de la cocina antes de comenzar con la otra parte.
De este modo, reducirás al máximo la liberación y el contacto con el sulfóxido de tiopropanal.
Existen otros métodos como cortar la cebolla cuando esté sumergida en agua, no obstante, esta técnica dificulta el agarre de la hortaliza y puede provocar accidentes. También se ha sugerido mascar chicle o encender una vela durante el proceso, pero no existe evidencia de su efectividad.