Cualquier paladar baila la danza de las flores una vez que prueba lo que nunca antes había probado: chocolate amargo , de leche o blanco relleno de mojito, cerveza , pera al vino tinto y crema de cacahuate, así como de jaleas de mamey , mango, maracuyá, frambuesa, guayaba y plátano.
“Estamos bendecidos en México porque tenemos muy buenas frutas,de ahí viene todo, del sabor cosechado y nacido en nuestra tierra", nos revela Fabián Ramírez, chocolatero y licenciado en Negocios Internacionales mientras permanece sentado en su pequeña sala, frente a una mesa en donde se derraman por docenas paquetes de chocolates en diferentes presentaciones.
“El chocolate sabe a cacao y es diferente a comer algo que solo sabe a grasa y azúcar”.
-Fabián Ramírez, chocolatero
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Se alcanzan a distinguir las demás jaleas de cereza, fresa, mamey e higo, así como las frutas deshidratadas en horno especial: las frambuesas y naranjitas japonesas. En otro rincón, una caja enorme aguarda unas bolsitas que contienen chispas de chocolate con café de Chiapas .
Fabián fundó Premium Chocolates con su amigo Charly hace un año y a quien le pidió que trajera del congelador unas virtuosas fresas súper rojas que te marcan el destino.“Son fresas escogidas una por una de manera especial, congeladas bañadas en chocolate rosa y blanco, unos alpes frizios”. Pero hay otra sorpresa dentro de la bolsa sellada al alto vacío.
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Son unas enormes uvas verdes congeladas, cubiertas en chocolate amargo . Fabián se aventura una vez más a describir su intención en el sabor pero a estas alturas hay algo que él no sabe: sus mezclas son más de lo que él cuenta, y nacieron para no morir jamás.
Los rellenos los elaboran artesanalmente con frutas naturales.
Reconocer a un hombre-dios en pleno 2023 parece difícil, pero si su energía vibra alto, habla cinco idiomas y parece haber heredado el conocimiento ancestral maya de Kukulcán sobre el cacao (y ambos nacieron en abril), las cosas se vuelven más sencillas.
“Yo creo que en otra vida fui chef o algo así”, dice en un tono jocoso y al mismo tiempo convencido. Su vida la describe con frases como “un alma libre”, “arte y paciencia”, “no quiero riqueza, quiero ayudar al mundo donando una parte de nuestras ganancias a fundaciones y asociaciones civiles”.
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Es por esa última razón que los productos que inventa artesanalmente con el también chocolatero Charly Ortíz , se incluyen galletas de amaranto achocolatado y nuez, almendra o arándano. Tienen un costo desde los tres pesos; otros chocolates de 10 y 50 pesos, y aumenta dependiendo del gramaje.
Las barras de chocolate rellenas de avellanas tostadas o almendras crujientes son insuperables porque contienen 10 piezas enteras de dichas frutas. O puedes pedir la ‘chocojavi’, irreal rellena de mango al doble.
Cada una de sus creaciones nacen aquí mismo, llenas de amor, en su hogar, con higiene suprema y con equipo de cocina específico, para proteger el sabor y el aroma de los ingredientes cuidadosamente seleccionados.
Para la envoltura, utilizan papel estaño, especial para chocolates. También ofrecen la oportunidad de personalizarlos, con una caja dorada con rojo, en donde puede ir una dedicatoria o un mensaje personal.
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