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Las semillas de sandía son bajas en calorías y ricas en nutrientes.
Para comerlas, lo ideal es tostarlas para que estén crujientes y puedan reemplazar opciones de snacks poco saludables.
Asar semillas de sandía es más fácil de lo que parece: calienta tu horno a 160°C y coloca las semillas en una bandeja para hornear. Espera aproximadamente 15 minutos hasta que queden doraditas y crujientes.
Para darles más sabor, te recomendamos agregarles un poco de aceite de oliva y sal, o si prefieres las recetas dulces, espolvorea canela y un poco de azúcar en polvo o el sustituto de tu preferencia. Todo depende de tu antojo, juega con ingredientes como: jugo de limón, chile en polvo, pimienta, etc.
Beneficios de las semillas de sandía
1. Pocas calorías
Un puño grande de semillas de sandía pesa aproximadamente 4 gramos y contiene aproximadamente 56 semillas. Hablamos de que esos 4 gramos de semillas aportan únicamente 22 calorías, lo mejor es que hablamos de calorías saludables, llenas de nutrientes.
2. Altas en magnesio
Uno de los minerales que se encuentran presentes en las semillas de sandía, es el magnesio: en una porción de 4 gramos obtienes 21 mg de magnesio. El magnesio es esencial para muchas de las funciones metabólicas del cuerpo, se requiere para mantener la función nerviosa y muscular, así como un sistema inmune, cardíaco y óseo saludable.
3. Aportan hierro
Un puño de semillas de sandía contiene aproximadamente 0,29 mg de hierro. El hierro es un componente importante que ayuda a transportar oxígeno a través del cuerpo, además de convertir calorías en energía.
4. Fuente de grasas buenas
Las semillas de sandía son una buena fuente de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados: 0,3 y 1,1 gramos, respectivamente. Según la Asociación Americana del Corazón, estas grasas te protegen contra los ataques cardíacos y los derrames cerebrales, además de reducir los niveles de colesterol "malo" en la sangre.