La mandarina es uno de los alimentos icónicos de la temporada otoñal. En México, es usualmente utilizada en ofrendas para Día de Muertos, desayunos ligeros y para obtener sus beneficios cuando la temporada de fríos comienza. Por eso, en Menú te contamos un poco sobre la historia de la mandarina y los nutrimentos que provee a nuestro cuerpo.
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De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) se cree que el origen de la mandarina es asiático. Especialmente, se refiere al suroeste de la Antigua China, de donde se cree que recibe el nombre que todos conocemos, dado el color de la vestimenta de los mandarines, los gobernantes de aquel entonces.
Cabe señalar que "el cultivo se extendió por todo el sureste asiático, y en el siglo X, ya se cultivaba en el Japón". Explica, además que la mandarina llegó a Europa gracias al inglés Abraham Hume quien importó de China dos variedades de mandarino.
Se cree que el conquistador español Bernal Díaz del Castillo introdujo esta fruta en México en el año 1518 por Tonalá, Veracruz, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO). La página del Gobierno de México explica que en el país se siembran, al menos desde 2020, 21 mil 675 hectáreas de mandarina en 19 estados, lo que da como resultado una producción de 300 mil 065 toneladas de mandarina, teniendo como principales estados productores a Veracruz, Puebla y Nuevo León.
Como dato adicional, dado las experimentaciones y cruzas de la semilla de mandarina, actualmente hay tres subvariedades principales: Clementinas, similares a las tradicionales; mandarinas híbridas hechas en laboratorio; y satsumas, una variedad japonesa.
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De acuerdo con El Poder del Consumidor, la mandarina contiene menos vitamina C que la naranja, sin embargo sigue teniendo beneficios que pueden contribuir a la buena salud del cuerpo y el sistema inmunológico. Tan solo sus niveles de esta vitamina son suficientes para brindar antioxidantes necesarios para promover la recuperación de los tejidos como la piel, o el cuidado del aparato respiratorio.
El artículo también explica que es una fuente de ácido fólico ideal para personas embarazadas. Gracias a la vitamina C, es posible mejorar la absorción del hierro en el cuerpo, que en conjunto con una buena alimentación, fortalece el cuerpo de la gestante como del producto.
Si bien esta propiedad de la mandarina se encuentra en su cáscara, no deja de ser útil, ya que es donde se concentran altas cantidades de flavonas polimetoxilatados, una sustancia que, de acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry "ayudan a metabolizar mejor las grasas y triglicéridos depositados en el hígado”. Puedes aprovechar las propiedades de la cáscara en una infusión, acompañada de algunos gajos de la fruta.
De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Química Orgánica de Bulgaria, la cáscara de la mandarina podría contribuir positivamente a la salud gastrointestinal ya que contiene altos niveles de pectina, fibra dietética soluble que ayuda con los problemas intestinales y a conseguir la sensación de saciedad.
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Si bien la mandarina puede contener grandes beneficios para la salud, es importante que empates su consumo con una alimentación balanceada, ejercicio físico, buenas horas de sueño y una rutina saludable y personalizada que solo un especialista médico o nutrición puede recomendarte, es por eso que sugerimos la atención nutriológica antes de realizar cambios importantes en tu dieta.