En esta temporada de cuaresma nos lucimos con las mejores recetas sin carne y los pescados y mariscos están entre las preparaciones preferidas por su rico sabor y versatilidad. No obstante, estos alimentos pueden ser peligrosos si no se manipulan de manera correcta, de ahí la importancia de aprender a lavarlos y cocinarlos de la forma más segura.
Disfruta no solo del sabor sino de todas las propiedades de los mariscos sin ningún peligro, conoce cuáles son las recomendaciones de la ciencia para cocinarlos y lavarlos.
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Empecemos por definir a qué nos referimos con mariscos, es un punto importante debido a que no todos se tratan de la misma manera.
El portal Enséñame de ciencia define que los productos marinos se pueden dividir en 3 grandes grupos: pescados, crustáceos y moluscos. En el grupo de crustáceos podemos encontrar a los camarones, langostinos y cangrejos; mientras que los moluscos incluyen a los mejillones, almejas, pulpos, entre otros.
La gran ventaja de los mariscos, más allá de su sabor característico que muchos aman, es que tienen un alto valor nutritivo. Aportan al cuerpo vitaminas y minerales, así como ácidos grasos Omega 3, por lo que son una excelente fuente de proteína que los expertos recomiendan consumir con regularidad.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja la ingesta de pescados y mariscos dos o tres veces por semana, dado el alto valor nutricional que proporcionan y porque aportan beneficios como la disminución del riesgo de enfermedades del corazón y un mejor desarrollo neurocerebral de los niños en el vientre materno.
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Si quieres gozar de los beneficios de los mariscos tienes que saber que estos alimentos implican un riesgo y por ello es importante aprender a prepararlos de la manera correcta.
Enséñame de ciencia advierte que implican riesgos como intoxicaciones e ingesta de parásitos, en los casos más leves, pero también pueden provocar enfermedades graves por lo que se recomienda siempre consumirlos frescos y mantenerlos en refrigeración, dado que son productos que se descomponen rápidamente.
Explica que, en el caso de los moluscos, que cuentan con un cuerpo blando, algunos se encuentran desnudos, como los pulpos o calamares, mientras otros están protegidos por una concha, como los ostiones, almejas, mejillones, entre otros.
La concha con la que cuentan estos últimos está formada por capas de carbonato de calcio en su mayoría y funge como una protección contra los depredadores. No obstante, estos caparazones quedan expuestos ante los agentes erosivos del medio acuático y los contaminantes que lo rodean, además de ser estructuras donde se adhieren otras formas de vida, por eso es imprescindible tener una excelente técnica de lavado que evite que al abrir la concha se contamine el alimento.
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Para que no arriesgues tu salud y tus platillos queden deliciosos, sigue estas 5 recomendaciones para manipular y cocinar mariscos:
1. Refrigeración. Lo primero es conseguir un producto fresco y de calidad. Una vez que lo tengas deberás refrigerarlo inmediatamente o mantenerlo en hielo, para evitar el deterioro del marisco.
2. Lavado. Para iniciar el lavado, coloca los moluscos bajo un chorro constante de agua, eliminando así los granos de arena y suciedad superficial que puedan tener.
3. Usa cepillo o fibra. Con la ayuda de estos instrumentos talla con cuidado toda la superficie de la concha, eliminando la mayor cantidad de suciedad y restos de algas adheridas.
4. Secado. Enjuaga con abundante agua fría y seca el exceso con ayuda de una franela.
5. Abre. Con ayuda de la misma tela, toma con firmeza la parte más ancha de la ostra, dejando al aire la más angosta e introduce con cuidado un cuchillo para romper la unión (umbo) aplicando un poco de fuerza. Considera que al momento de abrir los caparazones algunos fragmentos de carbonato de calcio se pueden desprender, por lo que, puedes eliminar las impurezas enjuagando una última vez las conchas.
Ahora sí podrás emplatar o cocinar como siempre lo haces y disfrutar de este delicioso y nutritivo alimento.
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