Los quesos encontraron su lugar en la mesa desde su invención. Hoy, gracias a la especialización y el interés de algunos, es posible encontrar quesos de todas formas, tamaños, colores, aromas y sabores. Una de las formas más comunes en las que se consume queso dentro de la cocina mexicana es como un ingrediente más en una preparación.
Sin embargo, recientemente, llegó la moda de las tablas de quesos donde, a diferencia de lo que se acostumbra, este lácteo es el protagonista. Si quieres poner manos a la obra y armar una tabla de quesos, toma estos puntos en consideración.
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Elige quesos de diferentes orígenes. De leche de vaca, oveja o cabra. Toma en cuenta también el tipo de queso . Existen diversas formas de clasificarlos, pero estas son las cuatro principales: pasta blanda, como Brie, Camembert, Bliss Constant; pasta seca, tales como Gruyere, Emmental, Provolone o Parmesano; quesos madurados , donde entran el Manchego, Gruyere y Gouda; y azules, como Cabrales, Stilton, Gorgonzola y Roquefort. Al añadir al menos uno de cada clase, tendrás una amplia gama de sabores.
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Una forma de añadir el toque crocante a tu tabla de quesos es por medio de frutos secos. Los sabores de las nueces, almendras o cacahuates se mezclan muy bien con el queso gracias a su contenido graso, además de hacerlo un bocado más complejo, lleno de sensaciones gustativas.
Las frutas son un gran aliado. Fresas, frambuesas, uvas, manzanas y peras, dan la cantidad ideal de acidez para disfrutar aún más un trozo de queso, pues ayudan a cortar la sensación de grasa. El dulzor de las frutas también resalta los sabores a leche en el queso .
Si bien, los quesos firmes pueden comerse en cubos o rebanadas, aquellos blandos necesitan un transporte. Elige un pan de buena calidad, de preferencia hecho con granos enteros y de corteza y miga firme. Las galletas saladas o neutras también permiten apreciar los aromas y sabores del queso mientras aportan textura.
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Los quesos suelen tener un nivel de acidez alto, algunos incluso pueden ser astringentes, por lo que, para balancearlos, la mejor pareja es el dulzor. Elementos como miel de abeja, mermeladas o pastas de frutas como el ate de membrillo, son de los favoritos para mezclar con estos productos lácteos.
Otro de los productos predilectos a la hora de preparar una tabla de quesos son las carnes frías. Jamones curados, lomo, salami, entre otros embutidos, aportan notas salinas que potencian los aromas, sabores y texturas de los quesos, desde los más firmes, hasta los más untuosos.
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