En el séptimo piso del edificio con la mejor vista del Monumento a la Revolución, se encuentra Arango . Este restaurante es una ventana al pasado, sin quitar los pies del piso del presente.
Se encuentra rodeado por imponentes calles y fachadas de estilo art déco . El interior del restaurante es un espacio que se mimetiza con la vibra de la colonia con lámparas, sillones, barras y mesas que parecen salidas de la década de los veinte.
Foto: especial Arango
Entre suspiros y selfies, con la Plaza de la República o la Torre Latinoamericana de fondo, te encontrarás con la cocina del chef Alejandro Cuatepotzo, quien tiene una de las cartas más novedosas de la exigente Ciudad de México.
Cocina de raíces
Arango
y su menú son el reflejo de recuerdos, vivencias, viajes, aprendizajes y experiencias del chef Alejandro. Este cocinero poblano explica: “La gente se confunde, cree que el término -c ocina de raíces - significa que es cocina tradicional o que es gastronomía poblana, por ser mi lugar de nacimiento”.
Foto: especial Arango
Para Cuatepotzo, sus raíces son el medio por el que alimenta su curiosidad gastronómica. Crear platillos a partir de ingredientes poco utilizados, o los más comunes pero aplicados a técnicas novedosas, teniendo sabores que el sibarita que llegue a la mesa de Arango pueda reconocer en su archivo gustativo, es uno de los mayores retos del día a día como cocinero.
El menú
De la cocina de este spot salen todo tipo de delicias. Cuentan con una carta fija que sufre pequeñas modificaciones cada seis meses, pues los clientes asiduos no permiten que desaparezcan los favoritos.
Foto: especial Arango
Si estás en busca de una experiencia única, la mejor opción es pedir el menú de degustación, donde a manera similar a la de un omakase, el chef envía a la mesa una selección de platillos que cuentan una historia diferente cada día.
La recomendación es dejarse llevar. Los sabores, texturas, aromas y presentaciones, son impecables. Una tendencia a lo largo de cada tiempo del menú es el toque ahumado, una especie de firma del chef Alex que imprime un toque personal y muestra su gusto por la cocina de fogón de leña.
Foto: especial Arango
Entre los platos favoritos de la visita, están los tacos árabes de cordero con jocoque y hummus, con su frescura que se desarrolla en paralelo a la calidez de las especias y que conectan al Medio Oriente con Puebla, la cuna del taco árabe en México.
El mole barroco, en la presentación que se coma, es un expresión de cuidado, paciencia e incluso, un poco de ciencia, para lograr un sabor profundo y a la vez delicado a partir de la mezcla de sus ingredientes.
Foto: especial Arango
Cruza los dedos para que tu menú degustación incluya el pulpo crujiente con pipián negro y chorizo de pescado. Si no te toca, pídelo; es un imperdible de Arango .
Disfruta de su novedosa coctelería y, si buscas algo más tradicional, la selección de vinos es amplia, conformada en su mayoría por etiquetas mexicanas, pero con una selección de otros países que con la recomendación del área de servicio, pueden llevar tu visita culinaria al siguiente nivel.
Foto: especial Arango
Cierra la comilona con una tarta de queso brie con frutos rojos y helado de poleo, el toque cremoso, ácido y fresco que se necesita para despedirse de la maravillosa vista y la deliciosa experiencia.
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