Desde pequeña, Andrea Sánchez López tuvo un lazo fuerte con la cocina. Por un lado, su abuela Roselia le enseñaba cosas básicas de la cocina a la hora de la comida; y por el otro, con su abuelo Salvador y su papá, Carlos, quienes atendían la cantina La Giralda , ubicada en Armenta con López y Vega, muy famosa por sus botanas y micheladas.
Foto: Mario Arturo Martinez Velasquez
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En sus tiempos de bachillerato, Andrea se encargaba de bebidas fáciles de hacer en la barra de la cantina familiar. “Mi papá me pedía ayuda cuando le faltaba personal, me enseñó a preparar limonadas, micheladas, sueros, sangría y los clásicos de bar”, comenta.
La cocina de la abuela
De su abuela Roselia, ella nos cuenta que la relación era muy estrecha. “Vivía con nosotros, mis papás trabajaban todo el día. Se encargaba de cuidar y cocinar para mi hermano y para mí. Nos preparaba estofado, amarillito , mole verde , sopa de guías, tejate, cosas muy tradicionales que a mí me gustaba mucho comer”, recuerda la también dueña y cocinera en El Tendajón .
Fue gracias a su abuela que Andrea comenzó a sensibilizarse con el oficio de cocinar, ella le daba tareas sencillas como hacer los chochoyotes o limpiar los ejotes , algo que ella disfrutaba mucho de niña. También una de sus tías a llamaba en temporada de vacaciones para que le ayudara con su negocio de repostería espolvoreando el azúcar en las donas, “cosas fáciles para una niña de esas edad”, dice Andrea.
Emprendimientos
Cuando llegó el tiempo de decidir qué estudiar, sus opciones eran derecho y cocina. Optó por lo segundo. Estaba en su historia familiar, era lo natural. Al finalizar sus estudios de gastronomía se especializó en cocina oaxaqueña. Lo primero que hizo fue instaurar su marca de mezcal Aguas del Corazón a los 21 años de edad, un trabajo divertido para esa edad en donde se la pasaba viajando por Guadalajara, Puebla y Ciudad de México vendiendo diferentes variedades de agave.
Foto: Mario Arturo Martinez Velasquez
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También tuvo su paso por la cocina de Origen con Rodolfo Castellanos en la parte de banquetes y con Celia Florián como su asistente para la organización de eventos y el Encuentro de Cocineras Tradicionales . “De Rodolfo me quedo con las técnicas y de las cocineras con su sabiduría de ingredientes regionales. Esto hizo que me diera cuenta que la gastronomía oaxaqueña es muy extensa. Gracias pude conocer lo contemporáneo, pero también lo tradicional”, explica.
En su restaurante, El Tendajón tiene un poco de los dos mundos en donde hay cabida para las recetas de cantina como el piedrazo que ofrece, para lo tradicional que aprendió con su abuela y las cocineras como el mole de plátano de castilla, una elaboración que como lo dice ella, tiene de base al estofado .
Mole de plátano de castilla / Foto: Mario Arturo Martinez Velasquez
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A sus 32 años de edad, lo que sigue para andrea en su carrera profesional es dar asesorías gatronómicas y explorar la sierra sur de donde era su abuela. un reto para Andrea ya que la mayoría de los pueblos de esta región son poco accesibles porque no hay carreteras, y los caminos en terracería son larguísmos. “Por mis raíces me gustaría adentrarme en ello. Yo sé que es mucha chamba fuera del restaurante, un negocio que me demanda mucho tiempo, pero lo vale”, finaliza.
El Tendajón Agavería
José María Pino Suárez 409, Ruta Independencia, col. Centro
IG @eltendajon.agaveria
IG @iandysl
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