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Durante los últimos tres meses, cinco restaurantes han sido robados en el corredor de la Roma-Condesa. El modus operandi es el mismo: pasando las 18:00 horas tres hombres ingresan a un local previamente identificado, uno se queda cuidado la entrada mientras que dos más someten a comensales y en cuestión de minutos se roban bolsos, celulares, carteras, joyas, relojes y en ocasiones, la venta del día del restaurante.
Después escapan en una minivan en color blanco hacia la avenida Insurgentes donde se pierden en el tráfico, para cuando los comensales y empleados del restaurante robado alcanzan a reaccionar y hablar a la policía es demasiado tarde.
En este caso, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) sólo tiene dos denuncias al respecto, pues según algunos de los clientes afectados, los propietarios de los restaurantes prefieren pagar en ese momento las pérdidas y conminan a los afectados a no denunciar, pues un nuevo “escándalo” afectaría el comercio, el empleo y la vida nocturna en todo el sector.
Los meseros por su parte, sospechan del contubernio de algunos autoridad, en especial de los policías de la Secretaría de Seguridad Pública, pues no conciben cómo es que con por lo menos 50 cámaras de vigilancia en el sector, patrullajes constantes y botones de pánico, los uniformados no se hayan dado cuenta de los robos. Los empleados hablan muy poco sobre el tema por el temor de ser despedidos si algo “se filtra”.
Según el cruce de información entre la Policía Capitalina y la Procuraduría, quienes organizaron estos robos son tres grupos, pero no se ha logrado determinar si pertenecen a la misma célula o trabajan de manera independiente.
La Secretaría de Seguridad Publica de Distrito Federal (SSPDF) ha redoblado la vigilancia en este corredor y ha cambiado el personal encargado de supervisar las cámaras de vigilancia de todo el sector, pues no descarta que ante la falta de imágenes de los momentos del robo haya personal vinculado con los delincuentes.