La salida de Grupo Carso del futbol mexicano es un muy duro golpe para una liga que no encuentra más inversionistas serios. Es obvio que un empresario no arriesgará su dinero si no hay garantías para la recuperación, mucho menos si la devaluación de una franquicia es alarmante, cuando en este país la Liga de Ascenso es una mentira.
Más allá de que nunca fue una sociedad funcional, en la que Carlos Slim no encontró futuro, esto debe leerse como un enorme retroceso para el futbol mexicano. El empresario más exitoso de México y el sexto más millonario del mundo, según Forbes, no confía en el futbol de nuestro país. No quiso seguir, seguramente entre otras cosas, por el alto riesgo de perder dinero y también porque intentó invertir de verdad, al ofrecer la compra del 70% restante de las acciones del grupo al que ayudó, sobre todo para controlar al León. Un hombre tan exitoso se da cuenta del riesgo, porque de Primera División a Liga de Ascenso, el valor pasa de aproximadamente 125 millones de pesos a 15; entonces, para qué arriesgar inversión si es que algún día tiene este problema. En este año futbolístico, solamente seis equipos de la división de ascenso tienen derecho a subir a la Primera, pero eso sí, los 18 de la Liga MX pueden descender. Es una vacilada.
Ahora bien, si la estrategia de invertir el 30% en Grupo Pachuca fue conseguir las transmisiones de televisión de León y los Tuzos para su canal de deportes, también resultó muy lejano a ser el gran negocio que pretendía, porque al no ser exclusivos, perdieron venta y posicionamiento, y por supuesto, penetración. Muy pocos los ven por el canal de Slim. Hace unos años también invirtió una fuerte cantidad por los derechos de transmisión de los Leones Negros y, tras pagar más de 15 millones de dólares, tuvo que sublicenciarlos a ESPN, al no ser el negocio que pretendía.
No hay un empresario serio que invierta mientras exista esta gran injusticia deportiva y económica. Slim sigue en el futbol, en el de España, en donde es el accionista mayoritario del Oviedo y, gracias a que le entregaron el control, lleva un ascenso categórico. Tomó a un equipo de gran tradición, que estaba en la quiebra y sin futuro, abandonado en la Tercera División, y gracias a decisiones autónomas, a inversiones inteligentes, hoy está en la Liga Adelante, la Segunda División.
El valor de la franquicia en España, con relación a un equipo de Primera y uno de Segunda no es tan alarmante. Obviamente, sin tomar a los grandísimos Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid. Pero un equipo como el Girona, Levante o Getafe tiene un valor entre 30 y 45 millones de euros en Primera, mientras que en la Segunda, el Granada, Osasuna o Sporting de Gijón valen entre 23 y 30 millones. El Oviedo tiene un valor de 13 millones. Ahí sí es negocio y sobre todo hay garantías de que tu inversión rendirá frutos.
Que lástima que Slim se vaya del futbol.
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