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A una marca como Bulgari no le tiembla el pulso para abrir sus archivos y reinterpretarlos con buen gusto contemporáneo. Es lo que hacen las firmas con futuro.
En los años 60 ya se había presentado una variedad de Serpenti Tubogas tricolor. Era una época de máxima suntuosidad, con versiones de oro amarillo, oro blanco o mixtas con esmalte y piedras preciosas. Los nombres de los reptiles que representaban eran grabados en italiano en las colas, en un arranque de fantasía.
Otras serpientes de esmalte se inspiraron en la moda más que en la naturaleza, ofidios amarillos de efecto soleado brillaban con escamas rojas o blancas en forma de pentágono contra las turquesas. Éstas se esmaltaban individualmente antes de ser ensambladas con pequeños tornillos. Todo un alarde de laborioso arte hecho en los talleres propios de Roma y ahora en la nueva Manifattura di Valenza.
El brazalete Tubogas suma al valor histórico, estético y técnico de los Serpenti, y es fundamental para completar el efecto de la serpiente que se enreda sensualmente en el antebrazo. Su estructura es cómoda y al tacto se revela suave. También es una muestra de que el toque artesanal puede sublimar hasta lo más pedestre. Fue bautizado Tubogas por su semejanza con una simple tubería de gas y se ha usado en la joyería desde finales de Tricolor.
Este es un recorrido por algunos modelos importantes de este reloj emblemático.