“Somos estrictamente provocadores”, comentó Severin Wunderman a Tiempo de Relojes en 2003. El entonces dueño de Corum tenía como prueba irrefutable de sus palabras al Bubble, un reloj burbuja lanzado en el año 2000 con mucho éxito, gracias a su cristal de zafiro abombado, capaz de provocar distintos efectos ópticos. Wunderman, fallecido en 2008, fue el primero que vio al reloj como una manifestación de Pop Art. A él le debemos que por la carátula del Bubble desfilaran calaveras, demonios, piratas, murciélagos y otras expresiones de carácter lúdico, las cuales enfatizaban la irreverencia de su criatura. La marca resucitó al Bubble en 2015, con una creatividad y energía que recuerdan a las de Severin, pues en poco más de un año ha presentado cerca de 50 versiones, todas ellas de producción limitada. Davide Traxler, nombrado Chief Operating Officer de Corum el año pasado, ya había advertido que esta pieza se convertiría en el tercer pilar de la firma, junto con el Golden Bridge y el Admiral’s Cup, además de abrirse a colaboraciones con gente de todo el mundo. “Queremos trabajar con artistas callejeros, músicos, personas que integren su know-how con nuestro know-how, y hacer algo muy especial”, aseguró Traxler.

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