La rescatista voluntaria Lizabeth Yazmin Lopez. Equipada con un casco y un chaleco reflectante, se sumó a la laboriosa búsqueda de sobrevivientes, removiendo montañas de restos el primer día después del sismo. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Frida Islas Rueda, estudiante de 22 años. Estaba estudiando cuando se produjo el sismo, que cortó la luz en el edificio de su facultad. Caminó seis horas para llegar a su casa y empezó a ayudar en los rescates de inmediato. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
La voluntaria Abigail Carino Marin cocina para personas sin hogar afectadas por el sismo en Atzala, México. Miles de personas se quedaron sin techo porque sus casas o edificios de apartamentos quedaron inhabitables. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Verónica Aguilar Naranjo abraza a su hija de 11 años, Verónica Villanueva, mientras miran a un edificio derrumbado donde la gente busca sobrevivientes tras un sismo en Ciudad de México. Estaba en un supermercado en el momento del terremoto, y corrió a su casa para buscar a su hija. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
La doctora Karen Piña Fragoso. Desde la base de un edificio derruido de apartamentos, se coordinó con rescatistas, médicos y equipos de ambulancias para organizar atención médica para los rescatados de entre los escombros. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Myrna Mogul. Tras el sismo del 19 de septiembre, esta profesora independiente de teatro fue a trabajar en un escenario diferente: un edificio de apartamentos en ruinas. Se puso un casco y empezó a cavar entre los escombros. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Ilya Monforte, maquilladora de 40 años, lleva fruta para los rescatistas en un edificio que se derrumbó por un sismo en Ciudad de México. Es una voluntaria encargada de alimentar a los rescatistas y policías militares en el lugar. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Isabel Campana, de 28 años, alza el puño en un gesto para pedir silencio ante un edificio derruido en Ciudad de México. Campana dijo que estaba rodando una película cuando su equipo y ella sintieron el temblor del 19 de septiembre, pero no tenían permiso para dejar de grabar y se sintió dividida entre su trabajo y su ansia de correr a ayudar. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Mariana Mancera, maquilladora de 35 años, cuya familia posee un restaurante, dice que se ofreció como voluntaria para llevar comida a los que buscaban sobrevivientes entre los escombros tras el terremoto de 7.1 del 19 de septiembre. (AP Foto/Natacha Pisarenko)
Luna Zetina espera a saber de su primo en Ciudad de México. Trabaja para compartir la información de primera mano con familiares sobre Ángel Javier Saucedo, de 27 años, que estaba en el edificio de oficinas en la esquina entre las calles Álvaro Obregón y Yucatán cuando golpeó el temblor el 19 de septiembre. (AP Foto/Natacha Pisarenko)