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La oferta y demanda del huachicol en Puebla

La Central de Abasto de Huixcolotla es el punto de oferta y demanda del hidrocarburo robado.

Es un secreto que todos saben, incluso las autoridades. Aun así el negocio continúa. Los policías a bordo de una patrulla municipal hacen que no ven nada, pero todo es evidente, hay complicidad. Bajo el puente sobre la carretera 150, que va de Puebla a Tehuacán, la ley es la del huachicolero.
El negocio de la venta de combustible, sustraído de las tomas clandestinas en el llamado Triángulo Rojo, se da al interior de la Central de Abasto y en la periferia, el estacionamiento y la zona aledaña.
Camionetas de reciente modelo con su cajuela abierta, Pick Up y hasta un camión de carga, están ahí a la espera de compradores del producto ilícito, ese por el que se pelean organizaciones criminales para el control de las tomas clandestinas.
Desde temprana hora y a plena luz de día, la Central de Abasto, en el municipio de San Salvador Huixcolotla, que se ubica a una hora de la capital del estado, se convierte en zona de huachicoles donde la venta de la gasolina ilegal está a la vista de todos.
Entre los olores de frutas y verduras, zanahoria, col y cebollín, que es lo que en la región se produce en el campo, se intentan esconder los bidones de gasolina, la misma que luce en diferentes colores. Nadie cuestiona eso.
El precio puede variar, no mucho. Entre los nueve o 10 pesos el litro de gasolina es la oferta del día. Es decir, la garrafa de 20 litros se cotiza en 200 pesos, según autoridades consultadas.
Ahí, en la periferia de la central, frente a las camionetas, se observa una gasolinera, vacía por completo. Ni un cliente se ve llegar. Cruzar la calle puede significar un ahorro mínimo de hasta siete pesos por litro.
Aunque existen los operativos para inhibir la venta de huachicol, la Central de Abasto de Huixcolotla es el punto de oferta y demanda del hidrocarburo robado.
19/05/2017 |01:00
Redacción El Universal
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