El tiburón toro se convirtió en oro molido para pescadores de las costas de Tabasco que comercializan sus aletas y carne para selectos platillos altamente cotizados en el mercado internacional.
Una especie que pasó de depredadora a cazada por escameros ribereños, quienes armados con arpones y redes los capturan.
El tiburón toro también se localiza en aguas dulces pero en Tabasco ya desapareció en la desembocadura del Río Grijalva y Usumacinta con el Golfo de México.
El mar se tiñe de rojo tres veces a la semana en ese minúsculo puerto a orillas del corredor turístico cuando los pescadores sacrifican esa especie.
Las partes más cotizadas del tiburón, son el hígado y aletas, pues son utilizados para la elaboración de aceites y alimentos en el mercado culinario.
El resto de su carne se vende en el corredor turístico para laborar la minilla y el pan de cazón, platillos muy solicitados en la zona.
El investigador del colegio de la frontera Sur, Manuel Mendoza Carranza, aseguró que el tiburón toro es considerada una especie amenazada; sin embargo, su caza no está prohibida a diferencia del tiburón blanco.
Explicó que sólo hay veda del 15 de mayo al 15 de junio y del 1 al 29 de agosto.
El kilo de aletas húmedo se vende en más de 400 pesos el kilo y seco se cotiza en más de mil dólares en el mercado internacional.