En sus crónicas, Gonzalo Fernández de Oviedo asegura que vio hasta 50 águilas en el palacio de Moctezuma. Por las formas que adquiría en pleno vuelo, los mexicas la bautizaron como águila dorada "porque cuando vuela se ve como el sol y esta parte la vinculaba con el dios solar y de la guerra, Huitzilopochtli".