La legislación en México no tiene estipulado el delito de falsificación de obras de arte, por lo que es casi imposible para los afectados llevar adelante los procesos.
Determinar la falsedad de una obra de arte es posible cuando la calificación es establecida por el propio artista.
El tema es más complicado todavía cuando el artista ya no vive. Y como las obras, los certificados también se falsifican.
Ante el abundante mercado de falsos ni artistas ni especialistas cuentan con la posibilidad de analizar una a una las obras que pululan en los mercados.
Aunque los artistas como creadores se registran ante el Instituto Nacional de Derechos de Autor (INDAUTOR), es preciso que registren de cada una de sus creaciones. El trámite representa tiempo, dinero y no les garantiza la defensa de las piezas.
El Código Penal Federal contiene un apartado sobre los Derechos de Autor, pero contempla sólo la producción literaria, la de fonogramas, videogramas y programas informáticos, no así las artes plásticas.