Cuestionadas, polémicas pero famosas en la Ciudad de México. Así son estas esculturas, expuestas en el espacio público de la capital. En la imagen, uno de los "Timos" de Rodrigo de la Sierra.
Otros ejemplos son la Cabeza de Juárez, una obra de 1972 que fue creada en el contexto del centenario de la muerte de Benito Juárez. Así como las esculturas de la Fuente de Mixcoac en la Avenida Revolución.
La condición de arte público de las esculturas las convierte en objeto de las opiniones de los espectadores que cuestionan cómo los gobiernos permiten que se instalen piezas que no tienen una curaduría artística o una razón histórica o de homenaje cívico. En la imagen, "Raíces", de Rivelino.
Hace dos años y medio se instaló una de las más polémicas esculturas en el Valle de México, el Guerrero Chimalli de Sebastian, que tuvo un costo de 35 millones de pesos y que mide más de 60 metros de altura.
Este obra no es la única de Sebastian a la que el público cuestiona, también su Caballito amarillo, en Paseo de la Reforma, es objeto de críticas a más de 20 años de su creación.