Más Información
Videojuegos, el nuevo gancho del crimen para captar menores; los atraen con promesas de dinero y poder
Óscar Rentería Schazarino, ha operado contra CJNG, Viagras y Templarios; es el nuevo secretario de Seguridad en Sinaloa
A la joven de 19 años, sus hermanas mayores le advirtieron de los riesgos de pasar por México, pues creen que a raíz de las caravanas migrantes, el trato hacia los centroamericanos empeoró. No obstante, su padre, un migrante llamado Darío, le dio el dinero para pagarle al coyote. En total serían cerca de 11 mil dólares, poco más de 200 mil pesos mexicanos. Pero sólo le entregó la primera parte: 4 mil dólares.
Aunque el traficante y la familia de Zenaida nunca se conocieron personalmente, el señor sabía que era una persona salvadoreña con experiencia cruzando gente a lugares como Virginia, Estados Unidos, dijo Darío en entrevista telefónica a EL UNIVERSAL. Aunque, agregó, el traslado de los migrantes por México lo hacían distintos hombres. Describió esta red como una “cordillera”.
El 14 de junio pasado, la camioneta en la que la iba la joven, junt o con otros 16 migrantes rumbo a la frontera con Estados Unidos, fue atacada a balazos en el kilómetro 26+500 de la Carretera Federal 180 Villahermosa, a la altura de Agua Dulce, Veracruz. Dos hombres, uno de 25 y otro de 55 años, resultaron heridos de bala y están hospitalizados. Zenaida murió al instante. El resto del grupo huyó al monte, excepto el chofer, quien está desaparecido.
Horas posteriores al hecho, previo a cualquier informe oficial, una sobreviviente del ataque le llamó por teléfono a Heidy, una de las hermanas de Zenaida para contarle lo sucedido y avisarle que la joven había recibido un disparo.
Versiones contrarias
La Fiscalía General del Estado de Veracruz señaló que la agresión vino de unidades, “al parecer, patrullas”, después de una persecución de hasta 20 minutos que se generó luego de que el chofer escuchara unas sirenas al pasar un tope. Y añadió que “tres sujetos, al parecer policías, bajaron a golpes al conductor”.
Mientras tanto, Alfonso Durazo, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, aseguró que los tripulantes de la camioneta, en la que viajaba Zenaida, dispararon primero contra las fuerzas federales, luego de negarse a detenerse, pero admitió que “el personal de la base de este retén disparó lastimando a uno de los migrantes”.
En diciembre de 2018, la frontera de Tabasco y Veracruz ya había registrado un incidente similar, en el que la guatemalteca María Avelino Ruiz Tapia, de 23 años, también fue asesinada de un disparo en la cabeza, según registros de prensa local.
En ese ataque un niño de tres años resultó herido. Los testigos señalaron que los balazos vinieron de patrullas, mientras viajaban en una camioneta a la altura del municipio de Juan Rodríguez Clara, Veracruz, a poco más de 100 km. del punto donde Zenaida murió asesinada sobre la misma carretera.
Rubén Figueroa, coordinador del Movimiento Migrante Mesoamericano, expresó que la violencia contra los migrantes podría explicarse por el reforzamiento de la seguridad, “donde se involucran autoridades que no tienen adiestramiento para tratar el tema migratorio” y añadió que el riesgo de que las violaciones a los derechos humanos aumenten es latente.
El proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) registró la muerte de al menos 538 migrantes en México de 2014 a la fecha, de los cuales 53 ocurrieron en Veracruz, incluido el crimen contra Zenaida. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó la muerte de 943 extranjeros en nuestro país, de 2014 a 2017, pero no especifica nacionalidad.
Una familia destrozada
Zenaida registró con una fotografía el último día que estuvo en El Salvador. Fue el domingo 9 de junio de 2019. En la imagen aparece con una mochila sobre los hombros y, dentro de su pantalón, el celular con el que se comunicó durante su viaje. Un día antes de partir fue a misa con su madre y otra de sus hermanas.
A través de mensajes de WhastApp le fue avisando a Heidy que había cruzado de Guatemala a México por río (no especificó la zona), que ya había conseguido un chip con un número mexicano, pero se le estaban acabando los datos y sólo podía comunicarse con wifi, por lo que le pidió que le comprara un paquete para conectarse. También le contó que comenzaba a sentirse mal a causa de una gripe. Sin embargo, eso no disminuyó su ímpetu por llegar a California.
“Le decía yo ‘vas a ver cuando veas tu primer cheque, vas a sentir lo que se siente recibirlo, vas a sentir lo que siente tener tu dinero y no pedirle a nadie para comprar tus cosas’”, explicó su hermana.
“Yo te aviso cuando llegue”
Lo último que Heidy supo de Zenaida fue que ya estaba el guía que los movería de Villahermosa al siguiente punto, alrededor de las tres de la tarde: “Yo te aviso cuando llegue”, le dijo a través de una nota de voz. Su última conexión de WhatsApp fue 22 minutos después. La prensa local registró que el crimen ocurrió cerca de las 5:30 de la tarde, 20 minutos después de haber pasado un retén migratorio en Tabasco.
Primero se difundió que la víctima era una menor de edad, de 12 años, y se ofreció un nombre distinto. Eso dio esperanza a la familia de Zenaida, quienes pensaron que tal vez la joven había huido con el resto de los migrantes y se comunicaría después. La joven traía su identificación dentro del protector del celular. Su hermana pensó que tras la balacera, el teléfono se le cayó y por eso la confundieron.
Sin embargo, cuando la cónsul de El Salvador en Veracruz, Patricia Saldaña de Sifonte, se comunicó por segunda ocasión con la familia, les confirmó que la fallecida era Zenaida.
“Yo llamé para investigar si era mi hermana y me dijeron que no, porque no traía identidad con ella, entonces hasta que le di [a la cónsul] información de mi papá y mi mamá y datos de ella, la buscaron en la base de datos para estar seguros que era ella y me dijo que sí era mi hermana”, explicó.
Una vez que la familia supo de la tragedia ocurrida, el padre decidió regresar de Santa Cruz, California, a El Salvador, donde se encuentra tramitando los papeles de repatriación del cuerpo de su hija, la más pequeña. Llevaba una década siendo jardinero y ya no podrá volver a Estados Unidos porque carece de documentos. Su esposa se encuentra grave de salud y él quiere encargarse de realizar el funeral de su hija, una adolescente amante de la música de banda.
“Los planes de ella eran hacerse un poquito de mejor vida, hacerse de sus cosas. Uno con esa esperanza se va allá. No vas a robar dinero, sino a ganarlo con el sudor del trabajo; nadie de mi familia ha robado”, dijo desde una llamada telefónica.
Darío narró que él se encuentra muy adolorido por la tragedia, lo mismo el resto de sus hijos. Beatriz, otra de sus hermanas, se preguntó por qué no mejor los detuvieron y los deportaron, mientras que Heidy no se explica por qué les dispararon.
“Los policías [de Migración] en vez de auxiliarlos y ver qué pasó, ¡se fueron como delincuentes! ¡como viles delincuentes, como si fueran a matar animales! ¿Qué les costaba tirarles en una llanta?, pero no fue así, era gente inocente, con tanto delincuente que hay, ¿por qué hacer eso?”, expresó Heidy.
Una autoridad de la Cancillería de El Salvador aseguró a EL UNIVERSAL que las autoridades de ese país se encuentran tramitando el regreso del cuerpo de Zenaida y está al pendiente de la carpeta que se abrió bajo el registro FEAM/ACA/033/2019.
Agregó, extraoficialmente, que la investigación no estaba únicamente bajo el mando de la Fiscalía de Veracruz, sino que además se habría unido la Fiscalía General de la República (FGR).
“Podemos entender que ya no es un crimen del estado de Veracruz, sino uno federal. Para nosotros es un adelanto tremendo”, dijo.
EL UNIVERSAL consultó a la FGR y para detallar el estatus de la investigación, pero hasta el cierre de esta edición, aseguraron no tener ninguna carpeta del caso ni informaron, que el expediente se mantendría en la Fiscalía General del Estado de Veracruz, la cual tampoco dio avances de la investigación.
Sin esperanza
Pese a las declaraciones de las autoridades salvadoreñas, la familia de Zenaida no tiene posibilidades económicas de viajar a México para recoger el cuerpo de su fallecida e indicaron que la Cancillería salvadoreña les ha dicho que ellos deben pagar los gastos funerarios. Les han ofrecido cotizaciones que alcanzan los 3 mil 800 dólares, cerca de 72 mil pesos mexicanos.
Darío reveló que, aunque tuviera las posibilidades para que él o alguno de sus familiares viajara a este país, de todas formas, no se atreverían a hacerlo tras lo ocurrido. Su temor es ser atacados.
“Así como está México, nos van a ametrallar y va a salir peor”, dijo. Y pese a que la investigación continúa abierta, Heidy no espera que el homicidio de su hermana tenga justicia por la condición de ser centroamericanos.
“Nosotros, como no somos de México, la van a dar de baja [la investigación], porque eran inmigrantes, vea cómo tratan a los inmigrantes en México. La mataron y ya, eso quedó atrás. ¿Nosotros cómo vamos a México a hacer una denuncia?, si van a decir ‘ustedes no son de aquí y ella no tenía ni permiso para estar aquí’”, confesó.