Donde las tensiones no se aligeran, nos narran, es en Zacatecas, una vez que, ante la ola de violencia que azota la entidad, el gobernador David Monreal Ávila (Morena) hizo el primer cambio en su gabinete, al sustituir al extitular de la Secretaría de Seguridad Pública, emanado de las filas de la Comisión Nacional Antisecuestros, Arturo López Bazán, por el general retirado Adolfo Marín Marín, cambio que, según nos revelan sus cercanos, el morenista ya traía en mente para fin de año, pero que tuvo que anticipar ante la presión social por la creciente violencia. Lo alarmante, nos explican, es que si bien don David admitió que hizo el relevo frente a la necesidad de atender una emergencia, dejó claro que con ello no se logrará la transformación ni pacificación de un día a otro… Cómo quien dice: la búsqueda de la paz va para largo.
La sombra de Graco en Morelos
En el Congreso de Morelos, nos platican, se vive una paradoja, porque mientras hay voces que exigen castigo para exfuncionarios de la anterior administración, por presuntos actos de corrupción, algunos diputados cobijan a excolaboradores claves del exgobernador Graco Ramírez Garrido Abreu (PRD). Es el caso, nos dicen, del exsecretario de Hacienda, Jorge Michel Luna, habilitado ahora como asesor principal del presidente de la Comisión de Hacienda del Legislativo local, el diputado Agustín Alonso (Nueva Alianza). Lo interesante, nos dicen, es que don Jorge tiene pendientes dos procesos judiciales, uno por supuestos desvíos de recursos y otro por avalar un crédito para el exgóber en la compra de una camioneta. ¿Será que por su riesgosa apuesta el diputado Agustín perderá prestigio a medio camino... o incluso a su asesor?
¿Honor? la polémica medalla para el exgobernador
Donde ni la burla perdonan, aseguran activistas, es en Chiapas, luego de que el exgobernador José Patrocinio González Garrido recibió, entre cuestionamientos de colectivos de derechos humanos, la medalla de honor al mérito ciudadano Joaquín Miguel Gutiérrez, que le otorgó el ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez. La cuestión, nos explican, es que a don José lo persigue su pasado político ligado a una línea dura del PRI, donde la mano de hierro y el abuso de poder fueron protagonistas de su gestión, al grado de que sus detractores acusan que su gobierno quedó marcado “con rojo escarlata”, por los crímenes de odio, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias e irregularidades procesales con las que intentó “resolver” conflictos sociales. No cabe duda de que en política el pasado es presente.