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Acapulco.— La disposición de cerrar bares, discotecas, restaurantes y plazas comerciales en Acapulco para evitar la propagación del Covid-19 apenas duró unas horas. Los empresarios y hoteleros decidieron mantener abiertos sus comercios. Horas después, la alcaldesa Adela Román Ocampo (Morena) se desdijo: “El cierre es opcional” y lo dejó a la conciencia de cada propietario.
Los turistas también ignoraron el mensaje que emitió a través de redes sociales la edil.
Sin embargo, el anuncio tuvo efecto la noche del jueves, primer día de la disposición, pues los bares y restaurantes en la costera Miguel Alemán lucían semivacíos.
La Secretaría de Salud en Guerrero ha identificado a cuatro infectados con Covid-19, tres de ellos en Acapulco. Todos los casos se dieron por el arribo de personas que ingresaron contagiados al estado.
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Alejandro Martínez Sidney, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio de Guerrero (Fecanaco), calculó que el consumo en bares y restaurantes la noche del jueves se cayó 80%.
En ese sentido, Jorge Laurel, director del hotel Suite Jazmín, tiene un reporte de 30% de cancelaciones en reservaciones para este fin de semana. En los demás hoteles, dijo, el panorama es similar.
“La medida nos pareció impulsiva, a la alcaldesa le faltó evaluar muchos aspectos; de entrada, que estamos en la fase 1 de la pandemia.
“La estancia federal no ha anunciado una cuarentena para toda la población, lo único que han suspendido son los actos masivos”, comentó Martínez Sidney.El empresario también explicó que mientras el gobierno federal no decrete la cuarentena obligatoria, seguirán dando el servicio con todas las medidas de prevención. Sin embargo, señaló, no se resistirán a cerrar si es necesario.
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“Vamos a cerrar, no estamos rebeldes, pero sí pedimos a los gobiernos planes de contingencia para el comercio, porque no todas las empresas podrán mandar a sus empleados a la cuarentena con sueldo. La mayoría va al día”, agregó.
Explicó que el plan de contingencia debe consistir en suspender el pago de impuestos y servicios, pero también en el pago de los salarios de los trabajadores.
Cierre masivo
Martínez Sidney afirmó que, de acuerdo con el patrón fiscal del ayuntamiento, en Acapulco operan 40 mil empresas —la mayoría son pequeñas— que emplean a unas 120 mil personas.
Del total, 11 mil compañías ya suspendieron de forma voluntaria y unas 30 mil personas dejaron de ir a trabajar.
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Ayer, en Acapulco la vida transcurrió casi de forma cotidiana. En la costera Miguel Alemán el flujo de los autos por momentos se intensificó, aunque el dirigente de transportistas, Fernando Palacios Nájera, expresó que después del anuncio de los del nuevo coronavirus en el estado, 25% de los usuarios desaparecieron.
Las playas no estaban vacías; los turistas desde muy temprano comenzaron a llegar y los prestadores de servicios esperaron que durante la tarde y noche arribaran más.
Los restaurantes lucieron con apenas 25% de sus mesas ocupadas, y en los hoteles las reservaciones cayeron 30%.
Durante la mañana, en el punto del asta bandera, en la playa Papagayo, unos 200 prestadores de servicios bloquearon por una media hora la costera Miguel Alemán. Pidieron ayuda económica al ayuntamiento. No están llegando a la región los turistas suficientes y se teme que en los próximos días los visitantes no pongan un pie en Acapulco, argumentaron.
El escenario para los prestadores de servicios no es alentador: si no hay turistas, no trabajan, y si no trabajan, no tienen ingresos.
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Jorge Laurel, exdirigente de la Asociación de Hoteleros y Empresas Turísticas de Acapulco (Aheta), consideró que la zona en los últimos meses estaba experimentando una mejora en su actividad turística: como fines de semana con un promedio de ocupación de 85%; sin embargo, el coronavirus logró que la ocupación cayera 30% en los 275 hoteles. Para la Semana Santa, añadió, se espera que las cancelaciones tengan una cifra similar.
El coronavirus, comentó Jorge Laurel, provocó que canadienses salieran de Acapulco en los últimos días. Estos extranjeros son de los pocos que no han dejado de visitar el puerto. Aseguró que espera que para Semana Santa el panorama sea distinto: que la pandemia pueda ser contenida y que no se llegue al ais- lamiento casi total para que los turistas asistan, ya que, argumentó, 75% de la economía del puerto depende del turismo.