Chilpancingo.— Con cautela, incertidumbre, sobreprecio y en medio de una operación policiaca, la mitad de los vendedores de pollo del Mercado Baltazar R. Leyva Mancilla reanudaron sus ventas, tras una suspensión de tres días por la violencia.

Desde las siete de la mañana unos 24 locales de venta de pollo abrieron sus puestos de nuevo. En los pasillos de la nave tres se sentía la tensión. Policías con sus binomios caninos vigilaban el área, pero sus recorridos no eran constantes, en más de una hora sólo dos policías estatales pasaron caminando.

La alcaldesa, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, prometió esta semana que garantizaría la seguridad, que llegarían al municipio 100 marinos, pero no se vieron en el mercado.

Sobre las barras de algunos locales hay menos pollos de los que ofrecen regularmente. Unos dicen que sólo pidieron unos pollos para ver cómo evoluciona el día o, dicho de otra forma, compraron poco para tener pérdidas mínimas por si tenían que cerrar sus negocios por la violencia.

Los compradores no faltaron, pues desde temprano los puestos estaban con clientes; no muchos, pero los suficientes para que el área no se viera desolada como en los tres días anteriores.

El precio del pollo aumentó. Los vendedores justifican este aumento diciendo que de los cinco distribuidores sólo está trabajando uno y eso lo encareció.

Los vendedores prefieren no aventurarse, y unos dicen que no saben si mañana volverán a vender, si volverán a servirles el pollo, porque no depende de ellos, sino de la violencia.

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