Chilpancingo.— El reportero Jesús Pintor Alegre durante días experimentó de todo: frío, dolor por los golpes, cansancio, hambre pero sobre todo la incertidumbre de no saber si sobreviviría.
“Este fue un golpe sicológico que nunca se me va a quitar”, cuenta a unas horas de haber sido liberado.
Pintor Alegre es sobreviviente de una de las regiones más violentas del país.
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Pasó 15 días vendado de los ojos, esposado, casi siempre acostado en la batea de una camioneta sólo con permiso para pararse a comer y para ir al baño; sometido a los golpes, a los maltratos de sus captores.
“La orden era que yo estuviera acostado en la batea, sin poder pararme. Así fueron los 15 días, me daban de comer dos veces al día, que era cuando también me permitían levantarme en 45 grados y volverme a acostar. Me daban agua del río. Siempre estuve esposado, las tenía por delante.
Ahí dormía, sentí el frío, porque los primeros días no me daban sábanas, por eso supongo que estuvimos en la parte alta”, cuenta la víctima.
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“Durante esos días me golpeaban con lo que tenían, con los pies, con las rodillas, con las manos, me tiraban maletas, se me subían encima, pero los golpes son lo de menos, en 15 días se me van a curar, el problema es el golpe sicológico que ese no se me va a quitar nunca”, expresa.
Pintor Alegre nunca supo si Fernando Moreno Villegas y Alan García Aguilar, administradores de la página de noticias Escenario Calentano, quienes también fueron desaparecidos, estuvieron en el mismo lugar que él.
Nunca pudo ver nada, sólo escuchaba voces: unas le ordenaban o lo interrogaban.
“Me agarraron, me vendaron los ojos”
El 27 de diciembre de 2022, alrededor de las 10:20 de la mañana, en el zócalo de Ciudad Altamirano, cabecera de Pungarabato, en la Tierra Caliente de Guerrero, Pintor Alegre fue privado de la libertad.
“Yo iba distraído, cuando una camioneta se paró intempestivamente, primero no le presté atención, pero creo iban dos o tres personas. Me agarraron, me vendaron los ojos y me echaron a la batea de la camioneta.
“De ahí viajamos como una hora y media; ahí es donde me informan de qué se trata: que si yo era de los administradores de la página de noticias Escenario Calentano. Obviamente les dije que no”, relata.
Después de ese interrogatorio, a Pintor Alegre le prometieron que el 31 de diciembre lo liberarían. No fue así.
“El día de ayer [miércoles], en el lenguaje de los pistoleros, me dijeron que ‘estaba en proceso de ser perdonado’, me pusieron las esposa por atrás, luego arrancó la camioneta y no recuerdo cuánto tiempo viajamos, unas dos horas tal vez.
“Cuando paró yo dije ‘hasta aquí me quedé’, pensé que me iban a matar. Entonces, me aventaron hacia el fondo, donde unos pistoleros me comenzaron a molestar, a picarme las costillas con el cañón del rifle y me aventaron un animalito que no supe qué era, si una musaraña o un mono que comenzó a morderme la venda, la piel, luego me lo quitaron y me lo volvieron a echar y yo dije: ‘pues hasta acá’”.
Luego, recuerda Pintor Alegre, la camioneta arrancó y lo aventaron, sin decirle nada más. Estaban en el cauce del río Cuirio, en Coyuca de Catalán.
“Cuando ya estaba abajo me quité la venda, escuché ruidos y comencé a preguntar si había alguien más. Una voz me respondió: ‘Sí, soy Fernando’. Nos acercamos y comenzamos a buscar a Alan. Nunca lo encontramos. Luego llegaron tres compañeros, porque un motociclista les avisó que nos habían dejado.
“Los compañeros nos llevaron, luego fuimos al Ministerio Público, rendimos nuestra declaración, nos hicieron el examen médico. Y luego, la Guardia Nacional se tomó fotos con nosotros como si hubiera sido logro de ellos, y nos llevaron a nuestras casas”.
—¿Qué les dijeron cuando los liberaron?
—Nada, la verdad no supe por qué me liberaron. Sé por qué me agarraron, por considerarme parte del equipo de Escenario Calentano, un portal que publicaba cosas medias temerarias.
Yo tengo una página, Yo soy tu imagen, ahí comenzaron Fernando y Alan, ahí les enseñé. Cuando aprendieron, ellos comenzaron sus páginas, entre ellas Escenario Calentano. Me imagino que de ahí me vincularon.
—¿Qué sigue para ti?
—Seguir con mi vida, no dejo la actividad periodística. Me ofrecieron resguardo de la Guardia Nacional, la voy a rechazar, no veo ningún sentido, ninguna utilidad. También me ofrecieron salir a otros puntos del país por lo menos tres meses, pero también lo voy a rechazar.
Si acepto esta extracción, y si esta gente está enojada, cuando regrese va a ser igual o peor.
En el caso de la Guardia, imagínate, un pobre reportero de provincia trayendo tanto policía, me voy a delatar fácilmente.
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