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Reynosa.— A 39 grados centígrados y con sensación térmica de 46, a Albani Baltré, migrante haitiana, lo mismo le da mantenerse dentro de la casa de campaña en la que vive o tirarse en un colchón inflable al lado de sus tres hijos.
Esta familia comparte la casa de campaña con otra mujer y sus dos hijos, por lo que es un verdadero infierno tratar de guarecerse de los calcinantes rayos del sol.
En igual situación se encuentran cerca de 3 mil migrantes que residen en la Casa Senda de Vida 2 situada en el borde del río Bravo, donde, a pesar de que cuentan con energía eléctrica, no tienen aire acondicionado que les ayude a mitigar el calor.
“Lo único que podemos hacer es bañar a los niños todas las veces que podamos, darles mucha agua y tratar de que no jueguen en el sol. Estamos desesperados porque ya no podemos vivir así, buscamos a veces una sombra para no estar en la casa de campaña y otras veces salimos del campamento para ir a un lugar donde los niños puedan jugar en la sombra”.
Esta mujer se encuentra en Reynosa desde hace cuatro meses, pues busca ser recibida en Estados Unidos para iniciar sus trámites de asilo.
En tanto, Héctor Silva, director de la Casa Senda de Vida, asegura que actualmente las mujeres embarazadas y los niños migrantes son los que más problemas de salud presentan a consecuencia de las altas temperaturas.
Comentó que han tenido alrededor de 12 mujeres que han sufrido desmayos por golpe de calor y que afortunadamente han sido atendidas por personal de Médicos Sin Fronteras que se encuentran constantemente en el albergue.
En el caso de los menores, dijo, se ha presentado deshidratación en al menos 20 niños, sin que presenten problemas graves en su salud.