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Viven en silencio el dolor de la Virgen

Potosinos conmemoran la procesión del Viernes Santo desde hace 70 años; buscan que sea Patrimonio Histórico

La cofradía de La Preciosa Sangre, la cual data de hace 55 años, pertenece a la Parroquia del Sagrario Metropolitano, mejor conocida como La Compañía. Foto: Especial
05/04/2023 |01:55
Xochiquetzal Rangel / EL UNIVERSAL San Luis Potosí
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San Luis Potosí.— La celebración de la Procesión del Silencio es el evento religioso más importante que, desde hace 70 años, celebran los potosinos cada Viernes Santo en conmemoración del luto de la Virgen María por la muerte de Jesús en el Viacrucis.

Una de las cofradías más representativas en esta marcha silente es la de La Preciosa Sangre, la cual data de hace 55 años, fundada el 24 de marzo de 1968, y pertenece a la Parroquia del Sagrario Metropolitano, mejor conocida como La Compañía.

Carlos Rafael Díaz, presidente de esta cofraída, marcha cada año y comparte que uno de los momentos que más respeto y curiosidad causa a los espectadores es ver a los cofrades, algunos encapuchados con túnicas de colores sobrios y descalzos, y otros más hasta encadenados avanzando al unísono de la trompeta y tambor, en absoluto silencio, y sintiendo el dolor de María por ver morir a su hijo en la cruz.

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El cofrade admite que los turistas se quedan atónitos y conmovidos al ver las imágenes religiosas que pesan más de dos toneladas y que son cargadas por los costaleros, mientras al ritmo del tambor y trompeta avanzan con veladoras en las manos.

Díaz narra que cada hombre y mujer que se han sumado y convertido en cofrades durante la Semana Santa han sido “tocados y movidos” por su fe, y en algunos casos por la huella que algún milagro ha dejado en sus vidas.

Para Carlos, la pasión por participar en la Procesión del Silencio nació en 1977, cuando siendo un niño acompañó a su familia a presenciar una de las ediciones de la marcha silente.

Al ver la entrega y el compromiso de los cofrades sintió la necesidad de ser parte de ello.

“Entré muy pequeño, como de unos siete años de edad, me llevaba mi familia; desde niño me gustó. Ahora soy el presidente desde el 12 de diciembre de 1995”, dice Carlos Rafael al contar que ya lleva 46 años participando en el evento religioso.

Expresa que lo que más apasionate de la marcha es compartir la devoción a Cristo y la Virgen, pues menciona que muchos de los participantes acuden a las cofradías para pagar mandas, es decir el favor que la Virgen o Jesús les concedieron a través de milagros, ya sea por cuestiones de salud, económicas o personales.

Además de que, a su vez, se mantienen vivas las tradiciones religiosas y culturales que han catapultado al estado en las vacaciones de Semana Santa como uno de los destinos turísticos más visitados para vivir la experiencia de la Procesión del Silencio.

De acuerdo con lo relatado por Díaz, se busca que la marcha silente sea nombrada Patrimonio Histórico de la Humanidad, puesto que se trata de la única procesión que se realiza en pleno silencio, guiada únicamente con el toque del tambor que va marcando los pasos de los participantes por las principales calles del centro histórico, con un recorrido total de casi cuatro kilómetros.

El cofrade expresa que los momentos críticos son cuando la gente no respeta, pues algunos arrojan a la calle, por donde pasan, colillas de cigarro u objetos que han provocado accidentes o heridas a los participantes.

Carlos resume que ser un cofrade va mucho más allá de la caminata nocturna del Viernes Santo... más allá de la tradición que en San Luis Potosí se vive desde hace 70 años, puesto que para quienes forman parte de ella las emociones se desbordan y la noche culmina cuando a cada paso conmemoran la muerte y el sacrificio de Jesucristo.

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