Guanajuato, Guanajuato.- A pesar de los operativos implementados en Guanajuato, en los últimos meses la violencia, lejos de disminuir, aumentó y tomó matices de terrorismo, coinciden expertos en el tema y empresarios del estado afectados.
Tiroteos a negocios, ataques a bases policiales, tiraderos de muertos, ejecuciones, asaltos a transportistas, extorsión a comercios y a iglesias, son cotidianos, principalmente en Celaya, Salamanca, León e Irapuato.
La violencia es el resultado de una incompleta estrategia en seguridad, señala el director general de la Red Internacional de Criminología, José Gutiérrez Cruz.
Explica que a partir del operativo de combate al robo de hidrocarburos en ductos de Pemex, que arrancó en marzo pasado por parte del gobierno federal con el llamado “Golpe de Timón”, los delincuentes migraron en busca de fuentes de financiamiento, lo que elevó las extorsiones sin distinguir el tipo de negocios y la cantidad de homicidios.
La detención de más de 25 objetivos y líderes del cártel local, al menos cinco con jerarquía, por parte de la Fiscalía General del Estado, tampoco fueron un freno para contener los crímenes.
“Vemos que la violencia crece, ¿por qué?, porque los grupos ya están establecidos, organizados. Si no consiguen su dinero de una forma, lo van a conseguir de otra”, añade.
Según autoridades federales, la disputa por el control de la plaza en el estado es entre el Cártel Santa Rosa de Lima, de origen regional, y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Celebración y realidad
En marzo pasado, el gobierno estatal celebró el restablecimiento del Estado de derecho por recuperar la comunidad de Santa Rosa de Lima, en Villagrán, “cuna del huachicol” y dominio del líder del Cártel Santa Rosa de Lima, José Antonio Yépez El Marro. Hasta entonces, 89% de los homicidios estaban vinculados con la extracción ilegal de combustible.
La Marina, Policía Federal y elementos de las fuerzas del estado penetraron la base del cártel local, el cual perdió dos fortalezas y más de 120 vehículos, pero El Marro escapó.
El criminólogo José Gutiérrez Cruz dice que, en números, el estado reporta una disminución de robo de hidrocarburos de entre 80% y 90%. Sin embargo, la violencia creció, así como homicidios, extorsiones a tortilleros, robos de vehículos, asaltos a agencias de autos y otros negocios, de los cuales muchos han cerrado.
“La cosa está insoportable aquí en Celaya. A las siete u ocho de la noche la gente se mete a su casa”, lamenta.
Asimismo, las extorsiones y ataques a agencias automotrices comenzaron en agosto pasado por parte de bandas que exigen a los dueños una cuota inicial de 400 mil pesos y una tarifa mensual de 50 mil pesos. A la fecha, 16 establecimientos de este tipo han sido amenazados, según documenta la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores.
Por su parte, el clero estableció medidas de prevención por los altos índices de muertes y encabeza jornadas de oración por la paz.
Los sacerdotes implementaron medidas de cuidado para protegerse de extorsionadores, luego de que en un solo día los curas de 20 iglesias recibieron amenazas. “Lo importante es lo que recomiendan las autoridades y simplemente colgar cuando la amenaza sea telefónica”, expresó el sacerdote Gilberto, del templo de Catedral.
Cierre de negocios
Manuel Castilla, integrante de la Alianza Ciudadana de Celaya, detalla que la criminalidad se incrementó más en esta ciudad, que se ubica a 15 minutos de Santa Rosa de Lima, cuando comenzó el “Golpe de Timón”.
Se vinieron para acá, afirma, en busca de otro tipo de delitos que les diera para mantener su forma de vida.
Asimismo, el titular de la Red Internacional de Criminología, José Gutiérrez Cruz, comentó que a causa de la migración a otras conductas delincuenciales, en Salamanca y en Celaya una gran cantidad de negocios han cerrado porque están siendo extorsionados, entre tortillerías, restaurantes y la agencia de autos Ford Montes.
La madrugada del 19 de septiembre rafaguearon el edificio de la Ford, en el bulevar López Mateos, por la negativa de los propietarios a pagar derecho de piso, días después el negocio desapareció. Por la misma causa expendios de tortillas permanecen cerrados desde la primera semana de agosto. En Salamanca, en marzo, restaurantes bajaron sus cortinas y carritos de alimentos se retiraron de la vía pública.
“Están pasando los grupos de la delincuencia organizada a hacer el cobro de piso (...) En el caso de Salamanca conocemos casos: a una señora que vende jugos en la calle le pasaron a pedir 30 mil pesos al mes. Se debe conseguir dinero de donde sea”, detalla.
El experto menciona que mantener un grupo de la delincuencia organizada les resulta bastante caro, por lo que recurren a sobornar a muchísima gente; además, señala, tienen que conservar una estructura sólida para enfrentarse a los enemigos.
“Donde hay delincuencia organizada —y esto lo dicen los investigadores que han llevado a cabo estudios al respecto, como Edgardo Buscaglia—, hay gobiernos débiles, donde hay estados débiles que lo permiten”, afirma.
En Guanajuato se vive esa situación y en estudios se tiene identificada la presencia de dos cárteles y diversos grupos delictivos.