San Juan Mixtepec.— Lo que era un pueblo próspero con tierras fértiles para la siembra y los agaves se ha convertido en un lugar fantasma, con estructuras caídas. Sólo el viento que sopla interrumpe el silencio en Cerro Metate, abandonado por el desplazamiento forzado interno en Oaxaca.
Mientras conversamos con algunas familias que han salido de este lugar, a lo lejos se escuchan ráfagas de arma de fuego, pareciera una zona de guerra.
Cerro Metate se ubica a unos ocho kilómetros de los límites entre San Juan Mixtepec y Santo Domingo Yosoñama, en el municipio de San Juan Ñumi, que reclama mil 700 hectáreas de tierra acreditadas a favor de San Juan Mixtepec en el expediente 246/1996 del Tribunal Unitario Agrario del Distrito 46.
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“Estamos cansados de esto, todos los días es así, hay días con más disparos y otros con menos, pero ya es común. Han sido casi 14 años de vivir en medio de la incertidumbre, con miedo de que nos vengan a balear, a quemar nuestras casas, nuestros bosques, como lo han hecho”, dicen hombres y mujeres mientras toman un descanso en un día de tequio para restablecer la electricidad, porque los postes fueron quemados cuando un incendio provocado alcanzó al pueblo.
De acuerdo con la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, Oaxaca se ubica en el lugar siete a nivel nacional de desplazamientos internos masivos por violencia, sólo por debajo de Chihuahua, Jalisco, Guerrero, Zacatecas, Chiapas y Michoacán.
Los pobladores de Cerro Metate y Rancho Lucero, pertenecientes al municipio de San Juan Mixtepec, fueron desplazados paulatinamente a lo largo de una década.
El trabajo de una vida
Abraham trabajó seis años en Estados Unidos para construir su casa, de la que ahora sólo quedan cenizas, unos utensilios de barro y una puerta de metal que se sostiene en pie.
En marzo pasado fueron quemadas más de 20 viviendas, casi todo el pueblo, y fue destruido el sistema de distribución de agua potable, postes de luz, agaves y el bosque de las familias de Cerro Metate.
“Quemaron mi casa, que hice con mucho trabajo, la construí con el dinero que conseguí en Estados Unidos. Cuando regresé hice esta casita, pero me tuve que salir porque a diario estaban disparando y así no se puede vivir. Ahora quemaron todo. Cuando todo se calme, dónde voy a vivir”, lamenta Abraham.
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A José también le quemaron dos viviendas. Pide explicaciones pero nadie sabe con claridad, pues el conflicto, que se agudizó en 2010 y en un principio era agrario, ha cobrado la vida de unas 24 personas, destruyó más de 50 vehículos y dejó al menos 9 mil hectáreas de bosque incendiadas, junto con unas 30 casas.
“Tenemos la esperanza de regresar algún día. Pueden corrernos, quemar nuestros cerros, pero no pueden borrar nuestras memorias y registros porque acá nacimos, acá crecimos y de acá somos”, indican las personas con la esperanza de volver pronto.
Las pocas familias que visitaban sus casas en Cerro Metate dejaron de hacerlo después del incendio de marzo. Sin embargo, cuando hay tequios o algún asunto sobre el pueblo se turnan para resguardar la zona y poder asistir en grupo.
Cinco comunidades afectadas
Mientras las autoridades de San Juan Mixtepec dicen que es un problema de todo el municipio, en realidad son cinco las comunidades que llevan 14 años en un conflicto que se ha recrudecido.
Además de Cerro Metate, el desplazamiento forzado también ha afectado a Rancho Lucero, Cuajilotes, Pueblo Viejo y Río Azucena.
S. Suárez, de Cuajilotes, —quien omitió su nombre— se refugió con su familia en el pueblo de su esposa, aunque regresa a las guardias.
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“Nosotros somos los que estamos acá viendo cómo le hacemos para sobrevivir, cómo nos turnamos para hacer guardia, cómo sobrevivimos cada día. Antes salíamos a trabajar a Estados Unidos para mantener a nuestra familia porque nunca nos llegan programas de apoyo, pero ahora tampoco podemos salir porque estamos al pendiente de lo que pueda sucederle a nuestras familias”, comenta.
A él le mataron a su padre en febrero de 2013. La Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) no le ha informado sobre la investigación, si es que existe.
Los desplazados de Cerro Metate suplican que cese la violencia, justicia para poder regresar a sus casas, a trabajar sus tierras, aunque no se ha esclarecido ningún caso de las víctimas tras 14 años de conflicto.
Además de las múltiples formas de violencia que atraviesan las familias, también carecen de trabajo para sostener a sus familias, porque o cuidan o trabajan. “A veces hacemos el esfuerzo de venir a asomarnos y supervisar los agaves, porque no tenemos a dónde trabajar”.
S. Suárez dice que “todos los días nos turnamos para cuidar, mientras unos trabajan, otros cuidamos y así, pero no nos damos abasto”.
La violencia los dejó sin escuelas
Desde que comenzó el conflicto, las familias de Cerro Metate no han recibido apoyo humanitario de parte de los gobiernos, por el contrario, cerraron las escuelas que estaban en Pueblo Viejo, lo que llevó a otras familias a desplazarse.
“Pensamos que deberían de enviar maestros para que les enseñen a los niños, porque no es que no haya niños”, dicen los pobladores.
Cuentan que después de que inició el conflicto, en 2010, hubo clases por cuatro años, pero cuando los maestros vieron que la violencia no paraba, decidieron irse.
“Estuvimos un año gestionando a maestros, pero sus respuestas eran que no había niños, y pues cómo iba a haber si hemos estado en el abandono, y muchas familias decidieron irse con sus hijos”, recuerda uno de los padres de familia.
Unos dejaron definitivamente la escuela y otros van a clases hasta la cabecera municipal de San Juan Mixtepec, a una hora de distancia, y no siempre los pueden llevar, y así más gente abandona el pueblo.