Chilpancingo.— Por lo menos unas 800 personas de 32 comunidades de la sierra del municipio de Coyuca de Catalán se desplazaron por la violencia y amenazas recibicadas por presuntos integrantes de la organización criminal La Familia Michoacana.

El secretario técnico del ejido Guajes de Ayala, Javier Hernández, informó que, ante ataques y constantes amenazas de presuntos criminales y la inacción de las autoridades, pobladores de estas comunidades comenzaron un éxodo para protegerse.

En entrevista telefónica, el secretario del ejido pidió la intervención del subsecretario de Derechos Humanos y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, para que atienda el problema y brinde ayuda a las familias desplazadas.

Hernández comentó que aún en las comunidades se han quedado muchos de los pobladores, por lo que demandó que el gobierno les otorgue seguridad ante el acoso que están sufriendo por parte de la delincuencia.

El dirigente campesino acusó al gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores, por informar a la Federación que en esa zona de la sierra no ocurrió nada.

“Lo que dijo es vergonzoso, pero ahora, que hay cientos de familias desplazadas, ¿qué van a decir?, ¿acaso va a decir que no pasa nada?”, añadió.

Hernández también informó que 250 de las 800 personas desplazadas de las comunidades de El Ciruelo, Hacienda de Dolores, Los Gachupines, Los Órganos, Seival, La Sierrita y Las Guacamayas lograron llegar a la cabecera de Coyuca de Catalán.

Ahí fueron atendidas por el alcalde, Eusebio Echeverría, quien les prometió alojamiento, así como alimentación.

Hace 15 días, presuntos integrantes de La Familia Michoacana se enfrentaron con pobladores del ejido de Los Guajes de Ayala, cuando intentaban ingresar a su territorio.

En el enfrentamiento hubo un saldo de por lo menos ocho presuntos criminales asesinados, cinco heridos y también dos mujeres desaparecidas.

Pobladores del ejido denunciaron que esa vez, desde muy temprano, hombres armados irrumpieron en la comunidad de Hacienda de Dolores.

Los habitantes se defendieron y comenzaron los enfrentamientos, los cuales se registraron en la comunidad, en cerros y en los caminos que llevan al poblado.

Según el relato de uno de los pobladores, los criminales tomaron como rehenes a mujeres y niños para poder huir.

En la huida, denunciaron, se llevaron a dos mujeres, mientras que en las calles y en los caminos quedaron los cadáveres de los presuntos criminales.

El dirigente campesino informó que actualmente se encuentran situados por los criminales, sin dejarlos salir y que los alimentos comienzan a escasear.

Por último, denunció que el gobierno del estado les llevó ayuda, pero que es insuficiente para todas familias que aún permanecen en sus pueblos.

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