Metlatónoc.— El pueblo Itia Tanu (Metlatónoc) celebró el Viko Ndii (fiesta de los muertos), celebración ancestral en la que los habitantes ñuu savi recibe a sus fieles difuntos que los visitan desde el inframundo.

En cada casa, las familias comenzaron a poner la ofrenda, la cual es colocada en un arco con amarres de flores de cempasúchil, que significan el inicio y el fin de la vida y la puerta por donde los muertos cruzarán hacia el mundo terrenal.

En el pueblo de la lluvia (na savi), las familias tratan de conservar sus ofrendas antiguas, utilizando flores amarillas que nacen en el campo y preparando comidas tradicionales que los primeros nativos de los pueblos comían. Mole de rana, camote hervido, tamales de hierbabuena y quelites de hierba mora son colocados en los altares tradicionales, a los que también se les pone café o aguardiente.

El día 31, las familias acuden al panteón para comenzar a limpiar las tumbas y colocar los arcos con flores; cada hijo, familiar o amigo coloca un arco de flores de extremo a extremo en las tumbas, así la casa de los muertos comienza a lucir un color naranja.

El 1 de noviembre, los familiares despiden a los niños y reciben a los adultos. La gente dice que este día siempre llueve por algunos minutos y que las gotas son las lágrimas de los niños que lloran por su partida del mundo terrenal.

Las familias ofrecen de comer a sus parientes que llegan a Itia Tanu para recibir a sus difuntos; en la comunidad, los mayordomos ofrecen un castillo de lumbre.

Las familias concluyen el rito ancestral en procesión desde el panteón hacia la cruz en donde ofrecen otro rezo, queman velas y despiden a sus fieles difuntos con la promesa de recibirlos con mayores atenciones el próximo año. Se les recuerda, se les llora.

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