estados@eluniversal.com.mx
Cuernavaca.— Los cambios abruptos de conducta alertaron a la madre sobre algo irregular en el estado emocional de sus hijos, de seis y cuatro años y medio. Su hijo mayor perdió el apetito y las ganas de vivir, mientras que su hija tenía pesadillas nocturnas y perdió el control de esfínteres.
Fue la pequeña quien le contó a su madre, Victoria Riva Palacio, que en su ausencia su padre le había tocado sus genitales y había visto también lo que le hizo a su hermano.
Todo sucedió, de acuerdo con las investigaciones ministeriales, durante la Semana Santa de 2015, cuando dejó a los niños con el padre biológico para realizar un viaje de trabajo.
Victoria conoció a Héctor Gabriel Muzzio, un maestro de teatro de origen argentino, en 2006, en el Centro Morelense de las Artes. Vivieron siete años juntos y procrearon dos niños.
Luego de su separación, Victoria se trasladó a la Ciudad de México y Héctor se quedó en Morelos, pero para mantener la relación padre-hijos la mamá los llevaba a Cuernavaca y los dejaba a su cuidado.
Así pasó hasta que los menores hablaron del abuso sexual. Desde ese momento Victoria suspendió los encuentros y buscó ayuda sicológica para sus hijos. Las especialistas diagnosticaron la agresión y con esas pruebas Victoria denunció en 2016 a Héctor por los delitos de abuso sexual y violación equiparada.
En octubre de 2017, el tribunal de primera instancia de juicio oral sentenció a Muzzio a 38 años de prisión, pero sus abogados impugnaron el fallo bajo el argumento de que el juicio no se ajustó al debido proceso y su cliente tampoco fue auxiliado por el consulado de Argentina en México.
También el ministerio público, Diana Flores Segura, apeló el fallo por considerar que la sentencia era la mínima sumatoria por los dos delitos.
Lorenzo y Silvina Muzzio, padre y hermana del procesado, acusaron supuesto tráfico de influencias en el proceso, porque la madre de los menores es sobrina del ex gobernador de Morelos Antonio Riva Palacio López.
Según Lorenzo y Silvina, la denuncia se debió a que Héctor Gabriel se negó a autorizar la salida de sus hijos del país por un viaje que, según ellos, Victoria quería realizar. Sin embargo, el abuso sexual fue confirmado por cuatro especialistas y las declaraciones de las menores víctimas.
Los hechos. Héctor recibió a los niños en Semana Santa de 2015, en una casa de la calle Himno Nacional, en la colonia Santa María Ahuacatitlán. Allí, de acuerdo con la declaración de los menores, sucedieron los hechos.
Dos sicólogas de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac), con sede en la Ciudad de México, diagnosticaron el abuso sexual y trabajaron con ellos hasta que lograron verbalizar los hechos.
Las sicólogas Nora Martínez y Marisol Contreras comparecieron ante el tribunal y sustentaron la agresión sexual, así como los trastornos en la conducta de los pequeños.
En el juicio también participaron una paidosiquiatra, una perito en Psicología y la trabajadora doméstica de la casa de los niños, Apolonia Montalban, quien presenció y contó los cambios de conducta de los niños.
La perito Elizabeth Rivera dijo a los jueces que después de seis exámenes concluyó que los menores tienen daño moral, y destacó que al escribir la prueba de familia, el padre era dibujado como un falo, y a pregunta expresa de qué era un falo, el niño contestó: “es un pene”.
Las sicólogas de Adivac dijeron que a través de varias técnicas lograron que los dos niños verbalizaran la forma en que su padre los había tocado. Así supieron que en el baño de ese domicilio Héctor los tocó en sus zonas genitales, los obligaba a tocarlo y también al menor a hacerle sexo oral, violentándolos en diversas ocasiones.
“Lo anterior no solamente queda en una acusación, sino que se ha acreditado, a través de hechos fehacientes y mediante una desfile probatorio eficaz, que ello sí aconteció en especie y que se dio en el mundo de la realidad, en primer lugar contamos con la declaración del menor”, dijo el juez.
Más adelante, el niño mencionó que cuando esto sucedía le daba miedo y que también tenía miedo por su hermana, y que no dormía por cuidar que su papá no le hiciera lo mismo.
La madre de los menores mantiene el temor de que su expareja promueva un nuevo recurso ante los juzgados de distrito y obtenga su libertad, bajo la argucia legal de que los magistrados del Tribunal Superior de Justicia se alejaron del debido proceso y el acusado no fue asistido por la embajada de Argentina en México, pero también teme a los familiares de su ex esposo.
La apelación. La sentencia fue objetada por los abogados del procesado, mientras que Victoria Riva Palacio consideró insuficiente la pena.
En mayo acudieron ante la Sala del Primer Circuito y el procesado se declaró incapaz de hacer daño a sus hijos. Su defensa pidió a los magistrados de la Sala del Tribunal Superior de Justicia (TJS) reponer el procedimiento al considerar presuntas deficiencias en el juicio, además alegó que su cliente no fue asistido por el consulado de Argentina en México.
El magistrado Luis Gamboa, presidente en turno de la Sala, presentó el proyecto de acuerdo y apoyó la solicitud de la defensa, pero los magistrados Hipólito Prieto y Ángel Garduño votaron en contra. La sala señaló el 22 de mayo para resolver en definitiva el recurso de apelación.
En esa audiencia fue presentado un proyecto del magistrado Ángel Garduño, con el cual se confirmó el debido proceso y la asistencia consular; además se acreditó que el acusado aprovechó su relación filial para realizar el abuso. Con esos elementos se aumentó la sentencia de 38 a 42 años de cárcel para Héctor Muzzio.