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Arriaga.— El tren de carga, conocido como La Bestia, dejó de ser opción para cientos de migrantes centroamericanos que se montaban en su lomo para avanzar a la frontera con Estados Unidos, luego de que elementos de la Guardia Nacional (GN) y del Instituto Nacional de Migración (INM) implementaron operativos en la zona por donde transita el ferrocarril.
Actualmente, los extranjeros que de forma ilegal entran a México y deciden avanzar a la frontera norte del país sin regularizar su situación migratoria, lo hacen atravesando rancherías, ocultándose de las fuerzas federales, expuestos a grupos delincuenciales, coinciden sacerdotes, quienes coordinan refugios. Detallan que a bordo del tren, del municipio Arriaga a Ixtepec, Oaxaca, los extranjeros hacían entre 10 y 12 horas; ahora caminando tardan entre tres y cuatro días.
EL UNIVERSAL realizó un recorrido por los caminos donde, hasta la primera quincena de junio —antes de que arribaran elementos de la Guardia Nacional a la zona— cientos de migrantes se subían al tren y ahora no se les ve.
De acuerdo con Elías Camacho, encargado del albergue Hogar de la Misericordia en Arriaga, el flujo migratorio en esta localidad disminuyó en 70% ante los operativos por donde transita el ferrocarril, que va de Puerto Chiapas hasta la ciudad de Ixtepec, en el estado de Oaxaca.
“Sabemos que la Guardia Nacional, Policía Federal y el Instituto Nacional de Migración están realizando operativos en lugares donde antes no lo hacían, como Mapastepec, Pijijiapan, Mojarras y La Polka, en Tonalá, y esta localidad que limita con el estado de Oaxaca”, explicó.
Incluso, señaló que el pasado sábado una veintena de militares y agentes migratorios implementaron un operativo en la comunidad de San Ramón, de ese municipio, en el ferrocarril de carga, pero no viajaba ningún migrante. La inspección se extendió unos kilómetros atrás sobre las vías del ferrocarril, con los mismos resultados.
Asimismo, el coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana (PMH), César Cañaveral, señaló que el gobierno de México logró frenar el flujo migratorio a Estados Unidos al militarizar la frontera sur.
El también coordinador del albergue Belén, ubicado en Tapachula, aseveró que “aunque México no tiene un muro, sí militarizó la frontera sur para impedir el ingreso irregular de migrantes centroamericanos que huyen de la pobreza y la violencia de sus países de origen”.
Retorno. De los migrantes que buscaban regularizar su estancia, Cañaveral señala que también han optado por solicitar el retorno voluntario a su país, debido a lo tardado del trámite y a los obstáculos que les ponen las autoridades migratorias.
“Este fenómeno del retorno voluntario viene en aumento, al igual que las deportaciones contra migrantes centroamericanos que realiza el gobierno federal”, aseveró el sacerdote.
Abundó que el albergue Belén se ha mantenido con sobrecupo porque muchas personas ya no quieren avanzar a Estados Unidos debido a los operativos que mantienen la Guardia Nacional, Policía Federal y el Instituto Nacional de Migración en las carreteras de la región Soconusco, Costa e Istmo-costa.
“México implementó una política antiinmigrante en respuesta al tema de Estados Unidos, ahora trata a los migrantes como delincuentes al militarizar sus fronteras”, indicó el religioso.