Guanajuato.— En 2024, México afrontará un año difícil por la creciente violencia del crimen organizado, en el que se verá a los grupos criminales en campaña en plazas importantes para sus objetivos, con presiones de Estados Unidos para la captura de capos de alto perfil y sin avances en el combate a la inseguridad.
David Saucedo, especialista en seguridad nacional, señala que los ataques escalarán en diversas regiones del país con una mayor incidencia en los estados que renovarán gubernaturas, como Guanajuato y Jalisco, y en los municipios clave para la venta y trasiego de droga.
“En un juego perverso, el narco intervendrá en los procesos electorales con dinero, pero también inyectando miedo”, advierte.
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Otros factores generadores de hechos sangrientos serán la disputa por el comercio de narcóticos al menudeo, el control de las policías locales, la confrontación de los cárteles con el gobierno federal por operativos para la detención de poderosos capos y las ganancias exorbitantes de por venta de fentanilo.
Esas, agregó, son condiciones estructurales, las mismas circunstancias y coyunturas que se dan en el país y que están provocando que año con año, desde que se decretó la guerra contra el narcotráfico en la época de Felipe Calderón, tengamos un incremento de la violencia.
“No hay un margen para ser optimistas el próximo año”, acota.
David Saucedo asevera que no se necesita una bola de cristal para establecer que los procesos electorales sí son un catalizador de la violencia, como ocurrió en Sinaloa, Zacatecas, Michoacán y en las últimas elecciones de Aguascalientes y Sonora, en donde grupos criminales establecieron acuerdos con distintas fuerzas políticas.
“No tiene partido como tal; el narcotráfico defiende intereses regionales y dependiendo de cuál es la fuerza regional hegemónica, la masa política más importante, se generan sinergias. Entonces, lo que vamos a ver es al narcotráfico participando en los procesos electorales en las modalidades ya conocidas: financiando candidatos, amedrentando candidatos, movilizando el día D”.
Indica que la delincuencia organizada ha generado una base social de apoyo mediante la entrega de dinero, despensas y medicinas que utilizará para respaldar a políticos que sean de su agrado.
“La parte más mala es cuando el narco identifique a partidos o candidatos que no sean de su agrado o que perciba que colaboran con algún grupo del narcotráfico rival, entonces lamentablemente se verá el asesinato de contendientes, señala.
Hay métricas que permiten ver que en cada elección de medio periodo, o federal como la de 2024, “hay una cuota de sangre” que pagan los partidos y sus abanderados. Esto ha ido in crescendo y seguramente subirá de tono”, explica.
Considera que esos ataques seguirán en distintas zonas y sobre todo en dos estados que son muy importantes para el narcotráfico: Jalisco y Guanajuato, y no están exentas otras entidades, sobre todo en aquellas en las que haya cambios de alcaldes porque los cárteles buscan tener poder en las corporaciones de seguridad pública locales.
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“En todos los estados del país en donde haya elecciones para alcaldes hay plazas que son importantes para el narcotráfico y en donde seguramente también habrá el fenómeno de la violencia”, indica.
Describe que las capitales rara vez forman parte de esta dinámica, más bien son aquellas ciudades con alto consumo de drogas al menudeo o que forman parte de las rutas de trasiego de droga, de envíos hacia Estados Unidos. Cuando además hay dos o más grupos disputándose el control de estos municipios es cuando se dispara la violencia.
“Yo aventuro que tendremos problemas en Jalisco, en Guanajuato, también pudieran presentarse en el estado de Morelos, en donde hay una presencia importante de grupos del crimen organizado. Lamentablemente hay municipios del estado de Morelos que están bajo el dominio del narcotráfico y quizá Puebla y Chiapas”, señala.