Puebla.— El linchamiento es un delito que —de acuerdo con expertos— tiene su origen en la descomposición social, justificado por una doble moral que mancha de sangre a toda una comunidad y la estigmatiza, y en Puebla encuentra su más claro ejemplo.
Estas historias, de pobladores enardecidos asesinando a desconocidos, se repiten año con año en comunidades, juntas auxiliares y ciudades.
En Puebla, de enero de 2018 a junio de 2022 se han registrado 773 casos de manera oficial, con 54 víctimas mortales. Es cierto que hay una disminución de los intentos y linchamientos consumados gracias a operativos especiales y también a las medidas de confinamiento por la pandemia de Covid-19; sin embargo, las cifras siguen siendo brutales.
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Factores
La aparición de cuerpos de mujeres y hombres en la vía pública, asesinatos y hechos de alto impacto se observan con más frecuencia en la mayor parte del territorio poblano.
Si antes las zonas huachicoleras dominaban el mapa delincuencial, ahora las disputas entre organizaciones criminales, según la teoría de autoridades estatales, se extendieron a todas las regiones.
La descomposición social es el principal factor que ha incidido para que los fenómenos de linchamiento estén presentes en la sociedad, afirma la sicóloga y socióloga de la Facultad de Psicología de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (Upaep), Dulce María Pérez Torres.
“Tiene que ver con la inadecuada percepción que tienen las personas referentes a una acción de otro y que la población considera peligrosa. En aras de cuidar su comunidad, las personas se organizan en hordas que tienen poder en la parte verbal, económica, religiosa, educativa y religiosa”, afirma la especialista.
El Consejo Ciudadano de Seguridad y Paz, programa del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del Estado de Puebla (CCSJP), ha documentado el problema social de linchamientos, con un seguimiento puntual de cada caso desde 2018, cuando se registraron 241 hechos y 22 asesinatos a manos del pueblo.
Un año después, en 2019, se cometieron 276 linchamientos con 20 víctimas mortales.
Una especie de “emborrachamiento social” surge en cada linchamiento, describe la sicóloga.
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El CCSJP documentó, con cifras oficiales, que en 2020 hubo 148 casos de linchamiento y nueve asesinatos, mientras que en 2021 se presentó la disminución más importante, con 97 casos y sólo dos víctimas mortales, atribuida a los operativos de instancias policiales que acuden a la zona de conflicto y rescatan a las personas retenidas.
De enero a junio de 2022, ha habido 11 intentos de linchamiento con el rescate de 15 personas y una fallecida.
Únicamente con acciones preventivas se pueden aminorar los linchamientos, agrega la académica, quien apunta que desde el seno familiar se debe educar con valor y respeto hacia la vida de los demás, y eso hay que reforzarlo en espacios escolares, religiosos y de deporte. Y es que, advirtió, el linchamiento mancha de sangre a toda una comunidad y se le condena al estigma social.
Pobreza, sin injerencia
Contrario a lo que se cree, la pobreza y la falta de acceso a la justicia no generan mayor violencia y linchamientos.
El análisis Justicia por Propia Mano. Análisis de los Linchamientos en Puebla destaca que los casos de este crimen los concentraron los municipios de Puebla, Izúcar de Matamoros, Atlixco, Amozoc, Acatzingo, Tecamachalco y Tehuacán.
La investigación determinó que el principal motivo es la presunción de la comisión de delitos patrimoniales, como robo a casas-habitación, negocios, vehículos y robo a transeúntes.
“Es falso que la pobreza sea un factor para que las personas linchen, (...) los municipios con menores niveles de pobreza son los que tienen más casos, [como] la ciudad de Puebla”, dijo el coordinador del Observatorio Ciudadano de Seguridad y Paz del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia, Israel Huerta.
Indicó que la falta de acceso a la justicia tampoco es un factor, pues hay municipios que no cuentan con ministerio público y no tienen linchamientos.
Destaca una doble moral: “Si el asesinado era culpable de un delito, lo justifican, pero si era inocente, lo lamentan”.
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