Apatzingán.— La más reciente oleada de ataques criminales en el municipio de Tepalcatepec dejó, en tres días, un saldo de siete muertos y tres lesionados; cinco de las víctimas fueron asesinadas a tiros y decapitadas.
Luego, los ataques se trasladaron a la ranchería de Plaza Vieja, donde un estudiante y otro joven perdieron la vida.
La mamá de Juan José, Genoveva Cervantes Cortés, en entrevista con EL UNIVERSAL, cuenta que el joven tenía la ilusión de ser soldado o enfermero y que debido a la pandemia de Covid-19 no pudo iniciar sus clases en el CBTA, pero no quiso quedarse con los brazos cruzados ante los ataques armados.
![¡Váyanse, yo los cubro!, gritó joven antes de morir durante ataque del CJNG](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/NLTGHEI2CVCMTGUXCEH6TQVS34.jpg?auth=&smart=true&width=567&height=319)
Chelito, como era conocido Juan José, cambió en ese momento el material escolar por un arma, pues decía que no quería ver a su familia asesinada, según cuenta su madre.
El pasado 18 de septiembre, en uno de los ataques a las barricadas de los comunitarios, el estudiante y otro joven murieron.
Un sobreviviente a ese ataque relató que ese día, en uno de los puntos de vigilancia, los comunitarios ya habían sido rodeados por el grupo armado.
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Durante el choque a tiros, se vieron rebasados, por lo que se retiraron, pero una bala alcanzó la pierna de Juan José.
“Sin embargo, volteó y, lesionado, levantó el arma y nos gritó que nos fuéramos, que él nos iba a cubrir. ‘¡Váyanse, yo los cubro!’, nos gritó de nuevo”, narra.
El compañero de Juan José relata que lo vio caer y se acercó para llevárselo, pero que el joven ya había muerto de un disparo en la cara. Reconoció que fue frustrante no poder llevarse los cuerpos de sus amigos y compañeros de barricada, pero que ya nada pudieron hacer.
“No estaba, me fui con mi hija porque se iba a aliviar. Cuando me hablan es para darme la noticia de que me lo mataron. No sé dónde está”, lamenta Genoveva. La madre no deja de recordar lo que viven a diario los habitantes: “Mucha violencia. Estás en el rancho esperando a qué hora te cae una bala, una bomba, y no puedes dormir, porque no sabes qué va a pasar contigo o si te van a matar un niño.
“Era un rancho tranquilo y desde que se empezaron a escuchar los balazos y a oír todo aquel desmadre, ya no teníamos a dónde correr con los niños”, dice.
Piden por la paz
Algunos habitantes, encabezados por el sacerdote y activista Gregorio López Gerónimo, se concentraron en la plaza principal de Apatzingán para pedir cese al fuego y que se restablezca la paz en los puntos de Tierra Caliente azotados por la violencia.
En el marco del Día Mundial de la Paz, el padre Goyo convocó a autoridades y al crimen organizado a sentarse a dialogar y llegar a acuerdos.
El religioso reveló que mientras eso sucede la mesa de seguridad determinó buscar un mecanismo para alimentar a los habitantes de los pueblos encallados en la zona de guerra, pues ese es otro de los problemas.
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