Cuernavaca.- El fiscal general Uriel Carmona Gándara acudió al Centro de Justicia Penal federal para conocer el juzgado de Distrito que atenderá su proceso por tortura, luego que un juez de Control de Morelos declinó la competencia porque el actor es la Fiscalía General de la República.
Con el fiscal acudió su abogado particular Gabriel Regino García, sin embargo, lo que trascendió es que ninguno de los jueces penales admitió la competencia.
A su salida, el fiscal comentó a la prensa que atenderá el proceso y acudirá las veces que sea requerido por la justicia federal.
Este caso está relacionado con la vinculación a proceso que le dictó el juez de Control, Natanael Subdías, el pasado 19 de septiembre en la Ciudad Judicial de Atlacholoaya, por el delito de tortura en grado de coautoría, al presuntamente ordenar someter y golpear a Luis Alberto “N” para obligarlo a responsabilizarse de cometer doble homicidio y un feminicidio, en abril pasado.
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El juez de Control concluyó que en el procedimiento de tortura cometido en contra de la víctima se encontraron cinco de los 11 reactivos que establece el Protocolo de Estambul, cuyo manual especifica las formas para configurar el delito de tortura y concedió un plazo de tres meses para el cierre de la investigación.
Antes, su abogado Gabriel Regino dijo al juez que la imputación carecía de sustento porque la víctima no señala lugar donde lo torturaron y tampoco la FGR realizó una investigación exhaustiva para confirmarlo. En descargo de su cliente también puso en duda los golpes que se exhibió la víctima para acusar la tortura.
Dijo que de acuerdo con el certificado médico los golpes en su cuerpo habían sido causados durante un ataque que sufrió en una gasolinera del municipio de Huitzilac, donde un grupo delictivo también le disparó en la cabeza para asesinarlo.
Sin embargo, la FGR replicó y sostuvo que el médico que certificó a la víctima trabaja en un Centro de Salud del municipio de Emiliano Zapata cuya cédula profesional no corresponde a su nombre, lo cual evidencia su falta de profesionalismo y rigor médico.
afcl