Tuxtla Gutiérrez.- Tzotziles musulmanes de Chiapas dejaron la celebración de la Semana Santa y sus procesiones de fe de la temporada. Ahora practican los rituales de El Ramadán y las oraciones diarias , ordenados por El Corán, aunque comulgan en el amor cristiano universal y la resurrección, como lo hacen creyentes católicos y evangélicos.
Ibrahim Checheb,
imán (el que predica la fe) de la comunidad musulmana Ahmadía en la colonia de desplazados Nueva Esperanza de San Cristóbal de las Casas, afirmó que como devotos del Islam no realizan ninguna celebración durante la Semana Santa, pero mantienen la creencia en “la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo, a quien vemos como un enviado, como un mensajero de Dios”.
Los rituales para los tzotziles conversos en la religión de Mahoma iniciarán hacia el próximo 6 de mayo con las celebraciones de El Ramadán, el mes lunar del ayuno, 70 días después vendrá la celebración de El Cordero, que es el viaje obligatorio o El Jach, la peregrinación a La Meca, para quien tenga posibilidades económicas y salud para hacerlo.
En estos días de guardar del mundo cristiano, la comunidad musulmana Ahmadía se sustentó en el respeto a las celebraciones católicas y evangélicas, ya que el Islam predica y coexiste en la paz, es un llamado a la convivencia y la sumisión con Dios, afirmó Ibrahim Checheb.
Para el líder originario de Chamula y educado para su ministerio de fe en Europa, los valores del Islam no se relacionan con la violencia del terrorismo, la vejación ni el maltrato a las mujeres, menos aún con el aislamiento social y económico.
El sagrado Corán expresa que la mujer tiene un status igual que el hombre, no hay diferencia entre ambos, Dios no ve al hombre y la mujer, “sino ve lo que hay dentro de sus corazones”.
En el contexto global, afirmó que la adoración a Alá les enseña incorporarse a la sociedad donde pertenece el creyente. No hay imposición de la cultura de Oriente, en esa región del mundo se utilizan camellos y se come pan, pero en Chiapas “comemos tortillas y frijoles”.
Por ningún motivo desarraiga ni rompe la idiosincrasia de los pueblos originarios. Mi abuelo Miguel, converso al Islam, pese a sus 95 años, cuando vio cómo se hacía la ablución y se inclinaban y ponían la frente para rezar y adorar a Dios, dijo: “eso también lo hago yo”.
No hay pues ninguna diferencia entre lo ancestral y las costumbres, realmente todas vienen relacionadas con la adoración a Dios, sostuvo el imán tzotzil.
La caridad y la preocupación por el prójimo es otro de los atributos y fundamentos de esa fe, como lo ejemplificó “el profeta Jesús”, así que los musulmanes comparten lo acumulado en un año de trabajo, “su riqueza a los más pobres y necesitados”.
Foto: Especial
Esta Semana Santa entre los musulmanes tzotziles no hubo rezos con música de tambor y carrizo, como se acostumbra entre los pueblos originarios de la región Altos de Chiapas. Dejaron atrás los rituales tradicionales, envueltos con el humo del incienso (mirra, estoraque, copal), velas y posh (aguardiente de maíz o caña).
El Viernes Santo y el Domingo de Resurrección cristianos no revistió ningún rito para los tzotziles musulmanes de Ahmadía, que situados en una vivienda modesta pero funcional, se congregaron con lecturas de versos de El Corán y las cinco oraciones de hinojo diarias.
La Familia de Ibrahim Checheb, sus padres Nura y Mohamed, sus hermanos Mustafá, Daud y su esposa de origen español, centra su vida cotidiana en la adoración islámica. Casi todos ellos han viajado a La Meca, de acuerdo con el mandamiento coránico.
Nura cuenta que a principios del año 2000 fueron a orar frente a la Kaaba (Lugar Sagrado) en La Meca: “Me siento contenta y orgullosa en el Islam, es más bueno que la iglesia en que estuvimos”, afirma.
Mohamed fue católico y evangélico en su natal Chamula, donde predicó “pero su corazón y pensamiento no estaban tranquilos; llegó el Islam y cambio mi vida al aceptar a Alá y su mensajero el profeta Mohamed”.
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afcl