Tula.— Son dos años de aquel 6 y 7 de septiembre en que quedó bajo el agua. Más de 550 metros cúbicos de agua provenientes del Valle de México terminaron en el río, cuya capacidad apenas era de 200 metros cúbicos.

El afluente entonces buscó salida y calles, avenidas, viviendas, negocios y la clínica número 5 del Seguro Social quedaron sumergidas en las aguas negras del drenaje.

Miles perdieron todo su patrimonio de hasta 50 o 60 años de trabajo, pero hubo 17 que perdieron la vida, por eso hoy Tula sigue de luto.

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Desde entonces, el miedo se niega a irse y permanece latente. Este 1 de septiembre el río volvió a crecer, hizo rugir el caudal que a su paso arrasó con una vivienda. Suficiente para que los vecinos se pregunten ¿cuándo me toca a mí?

El río Tula y sus obras

El río Tula es un afluente que se alimenta por diversas ramificaciones que provienen de los sistemas de desagüe de la Ciudad de México, a través del Túnel Emisor Central (TEC) y Túnel Emisor Oriente (TEO) este drenaje de la Zona Metropolitana y Valle de México, que recorre ambos emisores, desemboca en los ríos El Salto, Rosas, Tepeji y Tlautla, donde se localizan las presas Danxhó, Taxhimay y Requena, que descargan en Tula, para desembocar finalmente en la presa Endhó.

La llamada lluvia atípica de ese 2021 ocurrió durante la presencia del huracán Grace, lo que derivó en las inundaciones de esta ciudad que se fraguó a 70 kilómetros de Tula.

El acumulamiento por los escurrimientos llevó a la Conagua a implementar el protocolo de operación conjunta del drenaje profundo del Valle de México y con ello se abrió el flujo de aguas residuales del TEC y del TEO, a un afluente que no tenía una capacidad para el incremento del caudal, lo que originó el desbordamiento.

El resultado fue una inundación de dos metros de altura y daños a 2 mil 500 viviendas, 17 personas sin vida, así como más de 35 mil damnificados de los municipios de Tula, Tlaxcoapan, Tezontepec, Ixmiquilpan y Tlahuelilpan.

La tragedia dejó más de 35 mil damnificados de los municipios de Tula, Tlaxcoapan, Tezontepec, Ixmiquilpan y Tlahuelilpan. Foto: Dinorath Mota / El Universal
La tragedia dejó más de 35 mil damnificados de los municipios de Tula, Tlaxcoapan, Tezontepec, Ixmiquilpan y Tlahuelilpan. Foto: Dinorath Mota / El Universal

Tras la tragedia, la Conagua licitó los contratos de obra pública para la rectificación, desazolve y revestimiento del río Tula, así como para la ampliación de los puentes Metlac, Melchor Ocampo y Zaragoza.

De acuerdo con los documentos que tiene en su poder EL UNIVERSAL, la licitación de la obra fue la IO- 016 B00985-E 63-2022, otorgada a la empresa Irol.

El monto de esta obra que consistió en rectificación y revestimiento del río Tula, subtramo 1, en una longitud de mil 940 metros y modificación de puentes vehiculares Zaragoza, Melchor Ocampo y Metlac, fue de 174 millones 257 mil 416 pesos con una duración de 270 días.

Irol Corporativo, S.A. de C.V. tuvo 20 contratos de 2007 a 2021, cuyo monto global fue de 57 millones 209 mil 502 pesos. Sin embargo, con una sola obra, que fue la del río Tula, su monto creció a 174 millones 257 mil 416 pesos.

El subtramo 2, a través de un contrato de invitación con número IO-016B00985-E64-2022 que corresponde a obras de rectificación y revestimiento en una longitud de mil 840 metros, abajo del puente vehicular Zaragoza, se otorgó a la empresa Conaisa, con un capital de 210 millones 921 mil 244 pesos y una duración de ejecución de 240 días.

Al igual que Irol, esta empresa de 2012 a 2020 apenas contaba con 23 contratos, que en conjunto alcanzaban un monto de 60 millones 635 mil 778 pesos. Pero con la obra del río alcanzaron 210 millones 921 mil 244 pesos.

Para los integrantes de Todos somos Tula, asociación que se creó tras el siniestro, el movimiento de proyectos, pero sobre todo de los montos, es “sospechoso”.

Ambas empresas ya no trabajan en el lugar, son ahora otras constructoras con las que se espera concluir los trabajos.

Las irregularidades

Señalamientos sobre la obra son muchos, entre ellos el 19 de julio de 2022, Néstor Elías e Irving García, en representación de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), durante la sesión de Cabildo confiaron al delegado de la comunidad de San Marcos que el cemento usado para la obra de revestimiento provenía de la planta Cruz Azul.

El día 13 de agosto Todos somos Tula denunció que hubo 400 ollas revolvedoras de concreto paradas en la obra del puente Zaragoza, donde por más de cuatro horas los trabajadores no realizaron ningún movimiento, pese a no usar retardante, el cual es un aditivo que retarda el endurecimiento del concreto. Cuando el concreto pasa mucho tiempo en las ollas, pierde propiedades y hace que haya filtraciones y grietas.

A los habitantes que se acercaron se les informó que las ollas contenían cemento Cruz Azul y Moctezuma.

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Para el 16 de agosto de 2022, la asociación solicitó un informe a la Conagua sobre los análisis de resistencia del concreto; sin embargo, no hubo respuesta. El 29 de agosto de 2022 se presentó una fractura en la base del puente Zaragoza y desplazamiento en la banqueta, lo que provocó temor entre la población. Para el 3 de octubre se tuvieron que llevar a cabo perforaciones en el puente Zaragoza, al que se le inyectó concreto para evitar hundimientos.

En noviembre de ese mismo año, en una junta de seguimiento de las que se realizaron durante los primeros meses luego de la tragedia, Todos somos Tula solicitó el peritaje de un estructuralista de la obra, aunque no se realizó.

El 5 de octubre los ingenieros de Conagua, Ángel Zerón y Néstor Vera, dieron a conocer que el cemento utilizado provenía de Puebla, no obstante días antes habían aseverado que era de Cruz Azul Hidalgo.

En diciembre de 2022 se dio el informe por parte de los representantes de las constructoras Irol y de concretos Cruz Azul, quienes explicaron que el cemento utilizado era de la marca Moctezuma y no se utilizó retardantes. Esto puede ocasionar que no haya un proceso adecuado, acusaron los activistas.

Derivado de todas estas anomalías en enero de este año, las organizaciones en defensa de los afectados entregaron al contralor Álvaro Bardales un oficio para iniciar una investigación por faltas administrativas. El 1 de febrero se ingresó el oficio a la Contraloría para que informara sobre las condiciones de la obra.

Al respecto, el contralor señala que “se ha mantenido una vigilancia constante en los trabajos que se realizan, y en conjunto con las organizaciones, se conformó un observatorio ciudadano con el cual se da seguimiento a estos trabajos”.

Riesgos

Apenas unos días antes de que el 1 de septiembre de este año una vivienda ubicada en la colonia Pemex, en la rivera del río se desplomara, Teresa Pérez, habitante del lugar, alertaba que los trabajos de la obra ponían en riesgo las viviendas.

“Hay varias casas que están junto a la mía y están ya literalmente volando. Del lado que yo vivo vinieron a rascar con una máquina y ahorita que llegó el agua tengo miedo que me pase lo mismo”, dijo.

Teresa señaló que se mantienen trabajos de excavación para construir un muro en el río, lo que ha debilitado las casas. “Llega una cantidad tremenda de agua y no podemos dormir, es cuidar el río y esperar que no suba tanto el nivel, y si sube, pues a correr”, lamentó.

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