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Playa del Carmen.— El trazo original del Tramo 5 del Tren Maya, sobre la carretera federal 307, de Cancún a Tulum, traería consigo impactos ambientales, aunque menores, a los que supone la nueva ruta que se adentró 5 kilómetros hacia la selva, afirmó el director del proyecto Gran Acuífero Maya (GAM), Guillermo de Anda, quien se sumó a las voces que solicitan la suspensión inmediata de los trabajos.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el arqueólogo e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) afirma que para desarrollar el proyecto inicial, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) encargó estudios, organizó foros y mesas de trabajo desde hace tres años y existía un comité técnico-científico.
La ruta en ese tramo, dijo, iba sobre la carretera, “por eso fue sorprendente que cambiara ahora hacia la selva (…) la diferencia fundamental de este cambio es que, por una parte, la carretera ya estaba hecha, que está desmontada gran parte de esa zona, que se haría un daño, una afectación menor por tala”.
Sin embargo, el trazo actual —modificado y anunciado el pasado 19 de enero en Cancún— es aún desconocido; se desarrolla impactando la selva y no se han presentado los estudios ni las autorizaciones correspondientes.
“Sin duda, ya se inició y ya hay una destrucción que es muy palpable en fotos y video; se ve una brecha grande, se ve junto a cuevas, encima de cenotes, de huecos susceptibles de colapsos todos ellos, sin decir que va a colapsar inminentemente el tren.
“Lo que se ve en este momento es un poco de prisa por hacerlo y lo que tiene inquietas a tantas personas es que no se manifiesta cuál será realmente la forma de minimizar los impactos”, asegura.
De Anda responde que las obras pueden ser viables porque se tiene la capacidad de construcción y está en manos de los ingenieros militares, pero la incógnita es si se trata o no de un “proyecto sustentable”.
Debido a esas condiciones, consideró que los trabajos deben detenerse, en tanto no se presenten estudios especializados, se garantice la planificación incluyente de las obras, se someta a evaluación el megaproyecto y se autorice conforme lo establecido en el marco legal ambiental.
Una avispa enfadada... y amenazada
Entre los mayores temores que el Tramo 5 despierta en la comunidad científica está el impacto sobre los sistemas de cuevas subterráneas y cenotes que existen sobre el trazo y a sus costados.
“Todo es un enjambre (…) muchos kilómetros adentro de la selva hay todavía muchos sistemas de cuevas. Los más conocidos son los que están cerca de la carretera, por las exploraciones, por la accesibilidad, incluso, por el turismo”, indica de Anda.
Entre esas cuevas se encuentra Angry Wasp o “Avispa enfadada”, localizada a la altura de la localidad de Xpu Ha.
Sumando sus brazos, la caverna abarca 3 mil 278 metros de longitud y seis metros de profundidad. Fue descubierta por un conjunto de exploradores el 9 de noviembre de 2016 y ahora luce despojada ya de toda la vegetación que la cubría.
Hay huellas de que “Avispa enfadada” está siendo intervenida por el INAH, cuyo personal tendió una retícula para el control de rocas y vestigios encontrados ahí; además se allegó de arena para delimitar las áreas, tras el paso de la maquinaria.
En esa brecha, los trabajos de remoción de árboles pusieron al descubierto también vestigios arqueológicos mayas como basamentos y otro tipo de estructuras, las cuales han sido marcados con listones de color, que cuentan con un registro, lo cual fue constatado por EL UNIVERSAL durante un recorrido hecho esta semana.
“Qué bueno que se esté registrando, que se esté tomando en cuenta. Efectivamente está en el trazo. Creo que eso es una de las muchas cosas que hay que tomar en cuenta: esta riqueza cultural que tenemos ahí.
“Por una parte el tren, al hacer estos desmontes, nos deja ver eso [los vestigios], entonces ojalá haya el tiempo necesario para hacer un estudio adecuado de qué representan esos basamentos, cuál es su temporalidad, etcétera”.
Especializado en el estudio de rituales funerarios en cuevas y cenotes, Guillermo de Anda dijo que el INAH no ha declarado que las obras en este tramo sean insostenibles; por el contrario, realiza labores de prospección y salvamento que involucran a mucha gente.
“No he escuchado una posición del INAH, ni yo sostengo esa posición, de que sea insostenible el tren. De hecho, más bien lo que yo he escuchado de colegas, del público en general, de científicos, es que no hay una oposición al tren, sino una recomendación de que se planee muy bien la ruta por la que va a circular”, precisó.
En otros tramos del tren, el hallazgo de vestigios ha sido cuantioso, refiere. Los datos de lo encontrado en Quintana Roo no se han hecho públicos.
El especialista señala que, debido a que la mayoría de las personas desconoce que en la enorme geografía debajo del suelo existe “un planeta dentro de nuestro planeta”, es que nació el proyecto GAM, a fin de hacer visible ese mundo subterráneo.
“Esas cavernas contienen huellas de la historia de la península, huellas incluso de la historia de la humanidad; porque sabemos que aquí hubo hombres muy tempranos; sus restos están ahí depositados, la huella, los testigos de esto, están ahí debajo.