Para los Mayas, las cavernas y cenotes representaban una zona del universo donde habitaban dioses como Chaac, deidad del agua y sus ayudantes, quienes producían la lluvia que alimentaba la gran selva de la región.

“Eran lugares sagrados a los que no se atrevían a entrar sin la protección adecuada y esta protección se las daban los rituales y los cánones que dictan la forma de hacer un ritual y de acceder a una cueva e interactuar con ella”, relata el arqueólogo Guillermo de Anda.

Este mundo sacro y subterráneo pervive bajo Tulum, por donde corre la red de ríos y cavernas semiinundadas más grande y profunda del mundo, que abarca más de mil kilómetros de extensión, según el proyecto del Gran Acuífero Maya (GAM), dirigido por De Anda.

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Desde hace varios años y, hasta el momento, se han mapeado los sistemas Dos Ojos, que abarca 84 kilómetros; Sac Actun, 263 kilómetros; Ox Bel Ha, 270; Kook Baal, 93, entre otros.

Al norte de Sac Actun —que absorbió a Dos Ojos— se encuentra un sistema de 18 kilómetros de longitud que el GAM llamó “la madre de todos los cenotes”.

En el ejido Jacinto Pat, al norte del municipio de Tulum, se encuentra el cenote Dos Ojos, una de las entradas a esa red natural de acuíferos y cuevas.

La ruta del Tren Maya iba a cruzar justo por un circuito de seis cenotes y cavernas dentro del Parque Dos Ojos, administrado por el Ejido, pero la oposición inicial de sus miembros logró que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) cediera y el trazo de la obra fue desviado kilómetros adentro de la selva maya. Uno de los argumentos que Fonatur utilizó para convencer a los ejidatarios fue que recorrer el trazo evitaría el daño directo a los cenotes.

Sin embargo, arqueólogos, espeleólogos y biólogos consultados por EL UNIVERSAL han explicado que estos cuerpos de agua se comunican entre sí y que esta red hídrica, que proviene de la falla geológica de Holbox, podría alargarse más allá del parque de cenotes, en terrenos aún inexplorados.

Sin estudios especializados en la zona, resulta imposible conocer el alcance del impacto que tendrá la obra, asociada además a la construcción de estaciones y de nuevos centros de población, advierte Gonzalo Merediz, director ejecutivo de Amigos de Sian Ka’an (ASK), asociación que se coordinó con el Servicio Geológico de Austria (SGA) y las universidades de Dinamarca y Suiza para mapear los ríos subterráneos desde 2007.

Los ejidatarios

Administrado por 172 ejidatarios, el Ejido Jacinto Pat se ubica sobre la carretera Playa del Carmen-Tulum, a casi 45 kilómetros de la cabecera municipal de Solidaridad, y tiene una extensión de más de 8 mil hectáreas, con gran riqueza de flora y fauna.

Fue bautizado en honor a Jacinto Pat, uno de los líderes mayas de la llamada Guerra de Castas, en el siglo XIX, y en 1995 se inició la explotación turística de los cenotes y cavernas que alberga este territorio, del que serán expropiados 303 mil 774 metros cuadros para el Tren Maya.

El gobierno federal habría pagado a 500 pesos el metro cuadrado, luego de una reunión con el Ejido, en marzo pasado. EL UNIVERSAL consultó esa información con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que respondió que la negociación corresponde al Fonatur en esa zona.

El Fonatur no precisó el monto total de la operación, ni tampoco la cifra pagada por metro cuadrado de terreno, pero aseguró que a todas las personas se les indemniza con base en avalúos del Indaabin (Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales)”.

Después de pactar la modificación del trazo inicial y recibir indemnización por la expropiación de una parte de sus tierras, el presidente del comisariado ejidal, Crescencio Noh, indicó que ven con buenos ojos la obra.

Él y un grupo de ejidatarios de Jacinto Pat salieron en el video difundido en la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, del 31 de marzo, negando que la construcción del ferrocarril afectará el sistema de cenotes y respaldando la obra con el slogan “Súbete al Tren”.

EL UNIVERSAL buscó a varios de ellos, pero no accedieron a dar entrevista, debido a que el gobierno federal les pidió discreción, a decir del comisario, quien dejó claro que todos apoyan el proyecto.

Noh Cen reconoció que han sido muy criticados por su participación en el video, realizado a petición de la Presidencia de la República, pero asegura que ellos agradecen haber sido escuchados para que el trazo original de la obra, que forma parte del criticado Tramo 5, se moviera para no incidir en los cenotes.

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De lugares sacros a turísticos

Mientras los trabajos del tren siguen en marcha, centenares de turistas nacionales y extranjeros continúan visitando el Parque Dos Ojos, conformado por un par de cenotes que lleva ese nombre porque, visto desde arriba, entre la selva, eso parecen.

El circuito incluye los cenotes Jaguar, Los Monos, Misterio Maya, Nicte Ha y El Pit, este último es el más hondo de Quintana Roo, con una profundidad de 120 metros. Jaguar es abierto y actualmente Los Monos y Misterio Maya están cerrados temporalmente, debido a la pandemia de Covid-19.

Los cenotes conviven con diversas aves y especies originarias de esta región, como el pájaro Toh (Eumomota superciliosa), además de venados, iguanas y diversos ejemplares de flora y fauna.

“Todos los cenotes son bonitos como la belleza de una mujer”, comentó la señora Fina, una de las ejidatarias de Jacinto Pat que alcanzó ese rango por sucesión, ya que de acuerdo con las reglas ejidales, ninguna mujer es dueña de la tierra, a menos que le sea heredada a la muerte de su padre o de su esposo.

Ella, como el resto de los ejidatarios, se siente satisfecha por los acuerdos alcanzados al momento con el gobierno federal en torno al Tren Maya, proceso que calificaron como transparente.

Según los ejidatarios de Jacinto Pat, entre más se adentren a la selva, lejos de los cenotes, la firmeza del suelo es mayor, por lo que el trazo de la obra se trasladó hacía adentro de la zona.

En contraste, el maestro en Biología Ambiental, Gonzalo Merediz, coincide en que a medida que el trazo profundice en la selva, sin estudios diversos, sin evaluación ambiental, sin autorizaciones en esa materia, ni permisos forestales, los impactos pueden ser mayores.

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