Playa del Carmen.— Pese a que el gobierno federal lo niega, varias cuevas del Tramo 5 Sur del Tren Maya, que va de Playa del Carmen a Tulum, han sido rellenadas parcialmente durante las obras que avanzan aceleradamente, avasallando a una selva plagada de ríos subterráneos, cenotes y especies endémicas de flora y fauna.
En un recorrido realizado por el trazo de uno de los proyectos insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador, EL UNIVERSAL constató el caso de Dama Blanca y Yorogana, cavernas que se ven sin vegetación y a punto de ser tapadas completamente por las máquinas que realizan trabajos de nivelación del terreno para colocar pilotes, pues ahí se proyecta levantar una estructura elevada para el paso del tren.
Un año atrás, en una visita al Tramo 5 Sur, biólogos y ambientalistas advirtieron que el segundo sistema de cuevas, cenotes y acuíferos subterráneos más grande del mundo, que corre bajo dicho tramo, estaba en peligro de quedar sepultado parcial o totalmente por la nivelación del terreno, lo que implicaría pérdida de vestigios arqueológicos y ecosistemas únicos que configuran un ensamble que, al alterarse en un punto, impactan el resto.
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Ahora la caverna Dama Blanca desfallece, pues además de eliminar la vegetación que la mantenía protegida, con sus servicios ambientales intactos, más de la mitad se encuentra parcialmente cubierta por rocas y rellenada superficialmente con material pétreo de la zona.
En abril del año pasado, la caverna, integrante de un complejo kárstico con vestigios arqueológicos asociados junto a otras tres más, estaba todavía escondida entre la selva maya y aún contaba con vegetación en su dolina.
Sin embargo, meses después llegaron las máquinas que limpiaron y rellenaron en más de 50% la dolina frente a la cueva, que tiene la función de recargar y proteger el acuífero, por lo que, a decir de los ambientalistas del colectivo Sélvame del Tren, está destinada a morir.
En su parte externa, Dama Blanca contaba, originalmente, con una dolina de 47.96 metros de largo por 42.43 metros de ancho y mil 480.60 metros cuadrados de área, según los registros elaborados por los biólogos y ambientalistas que han recorrido estas cavernas. En su interior, EL UNIVERSAL observó que la cueva posee todavía aguas cristalinas de buena calidad y alberga a una especie conocida como dama blanca (Typhliasina pearsei), un pez blanco único de la zona y en peligro de extinción, de ahí que la caverna fuera llamada así, explica el biólogo Roberto Rojo, fundador del proyecto de divulgación científica Cenotes Urbanos de Playa del Carmen.
“Yo calculo que ya más de 50% de la dolina está rellenado. La dolina es el colapso externo y un cenote es una dolina, nombre técnico de un cenote. Normalmente el cenote es una dolina que llega directamente al acuífero”, dijo.
Espeleobuzos y biólogos calculan un promedio de 100 cuevas impactadas en dicho trazo; 15 de ellas son de grandes dimensiones, “casi gigantes”; 25 son más chicas, al menos cinco son semiinundables y otras 15 que, aun estando fuera de la ruta, se comunican entre sí por pasajes subterráneos, menciona en entrevista Elías Siebenborn.
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Este guía de turistas y explorador de cavernas con estudios en Arqueología, Historia y Naturaleza reside en Playa del Carmen desde hace 12 años y se unió al movimiento Sélvame del Tren en 2022, a partir de atestiguar la devastación de la selva que dejó desnuda a Yorogana, una de las cuevas subterráneas localizada a 1.5 kilómetros de su casa.
A 12 meses de haber sido descubierta, Yorogana (nombrada así porque al lado del trazo hay una hacienda con el mismo nombre) está a punto de quedar totalmente sepultada, borrada por el paso de las máquinas.
Desde septiembre del año pasado, integrantes de la organización Cenotes Urbanos advirtieron que la caverna, en la que se localizaron tres especies de pájaro toh y diversas especies en peligro de extinción, como la anguila ciega, estaba en riesgo de ser sepultada por las obras, pero ni el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) ni la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) escucharon la alerta, ya que las máquinas le pasaron encima.
En el sitio, José Urbina, un espeleobuzo también integrante de Sélvame del Tren, asegura que el Fonatur, encargado de la obra, se comprometió a que no iban a rellenar ni compactar las cavernas encontradas bajo el trazo del Tren Maya. Sin embargo, la Dama Blanca y La Casa de las Tortugas ya tienen piedras que provienen de la misma selva para rellenar estos espacios, de acuerdo con lo atestiguado durante el recorrido realizado por este diario.
“Arrasan con grandes extensiones de selva, matan todos estos árboles, pican el suelo, obtienen este material pétreo, lo dinamitan si es necesario y este mismo material que quitaron de la selva lo utilizan para rellenar los cenotes, para construir el terraplén por dónde pasará este tren”, denuncia.
“Hay miles de episodios geológicos que van a sacrificar, como sacrificaron los vestigios de Dama Blanca, los vestigios arqueológicos que no tienen nombre porque llegó un arqueólogo perseguido por una retroexcavadora a rescatar algo que valiera la pena y después los dejaron ahí, para que los entierren con un terraplén, lo hemos visto.
“Movieron el proyecto de la carretera a la selva sin saber lo que estaban haciendo”, lamentó.
A decir del biólogo Roberto Rojo, un centenar de cuevas subterráneas —inundadas y semiinundadas— cenotes y diversa flora y fauna en su interior se encuentran en riesgo de morir en el Tramo 5 Sur.
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Entre ellas están Avispa Enojada, Dios Bendiga Esta Cueva, Yorogana, Garra de Jaguar y Guardianes, que se ven afectadas por el desmonte de la selva y el paso de la maquinaria.
“Tenemos muchas cuevas registradas, pequeñas, que ya fueron tapadas; tenemos el ejemplo de una cueva que visitamos, entramos a sus aguas y ahora ya es terreno blando.
“Esa cueva ya desapareció, lo tenemos registrado, pero hay lugares donde no pudimos llegar al principio, no registramos y no sabemos cuántas hayan tapado”, reveló Rojo.
El biólogo explicó que cuando se retira la vegetación afuera de las cuevas se cambia el microclima hacia adentro de las mismas, que desde hace un año fueron afectadas cuando se decidió pasar el trazo del Tren Maya de la carretera a la selva.
“Hoy en día son más de 100 cuevas que ya están afectadas, tan sólo por quitar la vegetación, después tenemos los movimientos, las máquinas pasando y la vibración sigue afectando a los organismos y a las cuevas en sí”, lamentó el experto.
Durante el recorrido, el biólogo aseguró que hay muchas cuevas pequeñas que ya son terreno plano, enterraron sus aguas y murieron, lo que repercutirá en los ecosistemas de la región y en el ciclo del agua, que inicia desde la selva hacia la costa.
“Tenemos en Quintana Roo la mayor cantidad de cuevas que hay en todo el país, las dos más grandes del mundo que son el sistema Dos Ojos-Sac Actun y Oxbel Ha, que en conjunto son casi 600 kilómetros (…) son las venas de la Tierra.
“Esa roca es muy reciente geológicamente, las cuevas son muy superficiales, eso la da una característica muy superficial a la costa norte de Quintana Roo, donde el tipo de tierra es diferente al de Yucatán, Campeche, incluso del sur de Quintana Roo, por eso esta zona es particularmente especial”, ahondó, al señalar que, al desplomarse los techos de esas cuevas, se abren los cenotes o dolinas.
La visita hecha al trazo abarca la cueva de Guardianes, localizada en Playa del Carmen, atrás del fraccionamiento Marsella.
Su entrada queda bajo el trazo y se encuentra ahora totalmente impactada, sólo bordeada por un cinturón de árboles alrededor, para marcarla.
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Al reflexionar sobre la evolución de las obras y su impacto en la selva, las cuevas y ríos subterráneos, en los vestigios arqueológicos, en el desplazamiento de fauna silvestre como el jaguar (Panthera onca) y la afectación en el ciclo de recarga de agua en esta fase del megaproyecto, Roberto Rojo sentenció: “Estar aquí es como un sueño; salimos y es como una pesadilla, porque allá afuera es una visión apocalíptica de la destrucción ilegal, impositiva y ecocida de este proyecto.
“Es la belleza que estamos perdiendo y a la gente que no conoce estos lugares no le importa y no le interesa; desconoce y jamás han estado aquí, la mayoría de ellos, en un paraíso como este”.