Acapulco.— Cándido Trinidad de la Cruz no tiene respuestas, no sabe nada, nada, de su familia. No hay ningún indicio de dónde pudieran estar. Entre la tierra y piedras no los hallaron y la Fiscalía General del Estado (FGE) dio por terminada la búsqueda y la pasó a la Marina para ahora intentar localizarlos en el mar.
Eran las 11 de la noche del martes 24 de octubre. En la casa de Cándido, en la colonia Nueva Era, todos estaban despiertos, acababan de terminar de cenar. La reunión se prolongó hasta la medianoche. La plática, inevitablemente, fue la entrada de Otis. Lo que habían visto en redes sociales es que entraría hasta las cuatro o seis de la mañana.
A las 12 comenzó el aire, era un viento como el de cualquier otro huracán. Nadie se alarmó. Se metieron a la recámara principal. Ahí estaban, Janeth Ortega González de 37 años su esposa, su hija Camila de Jesús Trinidad Ortega de 13; su hijo Ángel Martín Trinidad Ortega de 16; su nuera Areli Testa Sánchez de 16 y la amiga de su esposa, Estefanía Orozco Báez de 25 años.
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A las 12:20 la lluvia se intensificó, 10 minutos después el agua comenzó a meterse a la casa. Cándido decidió salir de la recámara para tratar de que no se inundara. Su esposa le sugirió que no lo hiciera, él insistió y se salió. Caminó, tomó una cubeta y comenzó a sacar el agua.
“Apenas unos dos o tres botes había sacado cuando el agua me levantó, ya no toqué el piso, me levantó. Yo estaba dentro del agua, pero estaba consciente, sentí el golpe de una piedra en mi pie. Yo traté de agarrarme de algo con desesperación. Salí a tres metros como pude. Yo pensé que me había arrastrado sólo a mí, salí pensando ir directo por mi familia y ver cómo estaban”.
Cándido intentó correr hacia su casa, no pudo, la herida del pie se lo impidió, pero también la oscuridad y la corriente de agua que bajaba desde el cerro. Una hora después pudo cruzar hasta su casa: no halló nada, ni casa, ni a su familia.
Es viernes 15 de diciembre, han pasado más de 53 días de esa noche, Cándido llega a la casa de sus padres, viene de la curación de su pie derecho.
Cuenta que un día antes, a su casa llegó la fiscal general del estado, la teniente coronel del Ejército, Sandra Luz Salmerón Valdovinos.
La fiscal fue a decirle que la dependencia daba por terminada la búsqueda por la vía terrestre y que ahora pediría apoyo a la Marina.
“Se hizo todo lo posible con la fiscalía, desafortunadamente no hubo el resultado que uno quería: que era que apareciera mi familia, todos siguen desaparecidos.
“Esperamos que la Marina tenga un resultado, difícilmente es posible, no sé cómo es el procedimiento de ellos, me imagino que tienen una idea de cómo un cuerpo se va desprendiendo en el agua salada, me imagino que ya saben su trabajo. Yo no sé qué puedan encontrar, tienen otra experiencia, otras herramientas. Siempre de un cuerpo quedan los huesos, esperemos en Dios que todavía haya algo”, platica.
La fiscal le avisó del fin de la búsqueda por vía terrestre, ahora le toca a la Marina en el mar, sin embargo, no le entregó ninguna notificación oficial del fin de las operaciones.
“No me dijeron si la Marina se va a comunicar conmigo, espero que me vengan a ver. No me dejó ningún número para comunicarme y saber cómo van trabajando”.
Cándido tiene la sensación de que la búsqueda de su familia en el mar tuvo que haber comenzado desde hace muchos días antes, también reconoce que tuvo la esperanza de que ahí los hallarían.
“Nunca le pedí a la fiscalía que hiciera la búsqueda en el mar, siempre fue aquí porque no pensé que fuera el momento de llegar al mar. Ellos trajeron un geólogo y con un aparato que localiza restos humanos, huesos y no hallaron nada, aunque lo correcto pudo ser que se buscara en el mar y en la tierra”.
Los primeros días tras el impacto de Otis, los hermanos de Cándido vieron en el mar, frente a su casa, cuatro cuerpos flotando, en un momento vieron pasar un convoy del Ejército, corrieron a pedirles ayuda, pero los ignoraron.
“No sé porque no actuaron, a lo mejor porque lo de mar no les toca, pero nosotros buscábamos que pasaran el dato, que le avisaran a la Marina. Lo cierto es que fue un tiempo perdido, el mar es inmenso y se va llevando todo. No sé si era mi familia, por el área pienso que sí, pero de quién haya sido, hubiera sido un buen rescate”, dice.
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