.- El desabasto de testosterona en México se ha convertido en un tema urgente de salud pública pero también en un ejemplo de cómo y por qué las poblaciones transmasculinas están invisibilizadas en el país, señalan organizaciones de esta comunidad, en el marco del Día Internacional de la Visibilidad Transgénero.

Luego de un largo periodo de estantes vacíos que comenzó en 2021 y que se prolongó hasta fines del 2022, esta población alcanzó un punto crítico para continuar su Tratamiento Hormonal de Reafirmación de Género (THRG), lo que abrió espacio a un mercado negro de testosterona falsa distribuida como si fuera auténtica, incluso por instituciones públicas.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la empresa Bayer en México estuvieron al tanto de esta situación; no obstante, no actuaron o lo hicieron de manera tardía, cuando las transmasculinidades llevaban meses enfrentando los efectos físicos, emocionales y psicológicos del desabasto.

“Fue algo preocupante al principio, cuando escuché que estaba esa testosterona falsa, porque no sabía si iba a llegar o no hasta al IMSS, pero a amigos que también llevan la testosterona en el IMSS sí les tocó en algunas de sus clínicas, hasta que llegó a la mía”, cuenta a Eduardo, joven de Baja California que lleva dos años usando Primotestón, versión de Bayer accesible y segura en el país.


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Para cuando el joven de 25 años recibió en sus manos la caja falsificada, en octubre de 2022, ya tenía la información necesaria para comprobar la autenticidad de la ampolleta, gracias a las redes creadas entre transmasculinidades.

Con el número de lote, pudo confirmar que era falsa y regresó a su clínica del IMSS para dar aviso; no obstante, en la farmacia le dijeron que no podían hacer nada, porque no existía una alerta emitida por la Cofepris.

Otro caso fue el de Gonzalo, psicólogo residente en la Ciudad de México, quien al no encontrar Primotestón en ninguna farmacia acudió a las redes sociales, en donde encontró que una organización de Guadalajara, Impulso Trans, tenía un lote en venta.

“Por ahí de mayo me quedé sin ampolletas y ya no encontré en ningún lugar, entonces vi en redes sociales una publicación de esta persona, activista que lleva muchísimos años trabajando con la población… eventualmente se hizo el envío del medicamento y de repente vi una publicación en redes, de un lote que era falsificado, pensé que no podía ser el mío y la verdad es que sí, era muy evidente que era falsificado”.

Organizaciones de Oaxaca, Sinaloa, Baja California y la Ciudad de México acudieron a diversas instancias para plantear la situación. Una de ellas, la única que realizó acciones efectivas, fue la Clínica Especializada Condesa, del gobierno de la capital del país, que ordenó la compra de 3 mil 558 ampolletas, de las cuales sólo logró conseguir mil 500.

El 19 de junio, la Cofepris informó en un comunicado que en conjunto con las clínicas Condesa de la Ciudad de México y colectivos trans, se daría “atención inmediata” para dar certeza y seguridad a la población usuaria.

“Nos dijeron que iba a haber mesas de trabajo y que ellos se iban a mover; también pensamos que ellos nos iban a orientar como cuál sería el mejor paso a dar, pero esa comunicación se bloqueó, se cerró, eventualmente les dejó de importar y dejaron de convocarnos a las juntas que iban a ser mensuales”, lamenta Gonzalo.

De acuerdo con mensajes de correo electrónico proporcionados a por Alfonso, activista transmasculino de Sinaloa que se comunicó directamente con Bayer de México, la empresa supo del lote falso y lo reportó ante la Cofepris desde abril de 2022.


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No obstante, fue hasta el 13 de diciembre de 2022 cuando la comisión federal emitió una alerta sanitaria sobre la falsificación del Primotestón Depot, solución inyectable 250 mg/mL, con lotes XB30PFV (envase secundario) y X30PFV (envase primario), con fecha de caducidad JUL 24.

La oficina de Comunicación Social de la Cofepris señaló a que han estado hablando “de manera ininterrumpida con las instituciones y participando en foros con las comunidades y colectivos”, y que el último seguimiento que hicieron a clínicas fue en febrero pasado, cuando les confirmaron que el problema de desabasto fue superado; no obstante, no queda claro si el seguimiento es específico con transmasculinidades.


Un desabasto que puede llevar al suicidio


Eduardo, de Baja California, recuerda los efectos secundarios que ha sufrido cuando tiene que cambiar de marca de testosterona, acción que mucha gente debió realizar durante el periodo de desabasto: “Al segundo mes de aplicar mi periodo regresa, no tengo ningún problema con eso, pero los cólicos sí son horribles. El dolor de cabeza también era un poco constante entre cada aplicación y mi sensación de hambre aumentaba bastante”.

De acuerdo con la doctora Daniela Muñoz Jiménez, de Transsalud, primera clínica nacional para la salud trans, el periodo menstrual regresa dos meses y medio después de la suspensión del tratamiento hormonal, hecho que para algunas personas puede no tener importancia, pero que para otras transmasculinidades tiene graves consecuencias.

“A algunos chicos les resulta atroz, resulta verdaderamente problemático y eso conlleva una cadena de situaciones psicoemocionales bastante pesadas. Angustia, estrés, ansiedad, desvelos, de estar pensando qué viene a través del periodo. Es un gran problema”.

El desabasto, explica la fundadora de la clínica, se convierte en un problema psicoemocional que incluso puede llevar al suicidio; mientras que en la parte metabólica se puede arreglar si el periodo de suspensión de testosterona no se alarga por mucho tiempo y se vuelve a tomar con regularidad.


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“El gran problema del desabasto es que se empiezan a crear testosteronas falsas… me pasó que un montón de pacientes empezaron a comprar testosteronas falsas aunque se les dijo que no, y en el mejor de los casos pues no servía bien, les venía inferior, en el peor de los casos venían infectadas; imagínate, es un gran problema de salud pública porque estos fármacos falsos pueden desencadenar una serie de problemas gravísimos, carísimos para el Estado en la población que lo utilice, que no es nada más población trans”.


Invisibilidad: tema de salud pública


El tema del desabasto de testosterona ejemplifica cómo y por qué las transmasculinidades están invisibilizadas, señala Daniel, activista transmasculino de Oaxaca, quien detalla que los colectivos tienen registros de problemas de desabasto desde 2018.

Se trata de un tema de salud urgente, sentencia, que tendría que ser atendido con la misma premura que la viruela símica e incluso que el desabasto de retrovirales para personas que viven con VIH, no sólo de parte de las autoridades sino también de las farmacéuticas.

“Los laboratorios que producen estos medicamentos no los diseñan pensando en nuestros tratamientos hormonales, están diseñados para hombres cisgénero que tienen difusión hormonal o problemas al momento de producir testosterona; esto es un obstáculo para que podamos ir y exigir al laboratorio que se produzca más medicamento para nosotros”.

La falta de estudios y estadísticas sobre personas transmasculinas en México y los riesgos para su salud, explica, tiene un efecto directo sobre el trabajo de los laboratorios, los cuales cambian constantemente las fórmulas. También implica que las personas trans no sean tomadas en cuenta a la hora de calcular los impuestos de ciertas sustancias y que tampoco existan mecanismos para prever un desabasto.

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De acuerdo con el Inegi, hasta 2021 había 316 mil 258 personas transgénero o transexuales en México y 592 mil 328 personas con otra identidad de género (fluido, a género o no binario); no obstante, no existe un número especifico de cuántas de ellas son hombres trans o personas transmasculinas.

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