Sabinas.— La herida se abre en la región carbonífera de Coahuila. Este 3 de agosto las familias mineras, como la de Martha María Huerta, sienten que la herida vuelve a abrirse porque se cumple un año de la tragedia de , donde murieron 10 trabajadores cuyos restos no han sido recuperados.

“Parece que fue ayer que pasó. Son muchos sentimientos encontrados, mucha tristeza”, dice Martha María desde su casa en la comunidad de Agujita, en Sabinas, Coahuila, donde también se encontraba el pozo de carbón donde murió su esposo.

Leer también:

Dice que ha tenido que aprender a vivir con el dolor, a superarlo. Comenta que han sido meses de tropiezos; de caer en la bebida las primeras tres semanas, de fumar y fumar, de no dormir, de pelearse con Dios, de llorar hasta que se supera la pérdida poco a poco.

La viuda del minero Sergio Gabriel Cruz Gaytán cuenta que la herida se abre al recordar que su pareja murió en el fondo del pocito, a pesar de todas las peticiones que le hizo para que dejara el empleo. Se abre la herida porque no hay justicia y se abre la herida porque no sabe si podrá cumplirle a Sergio la promesa de llevar sus restos a la población de Barroterán, municipio de Múzquiz, donde descansan los restos de la madre del minero.

Desde que ocurrió la tragedia, la señora Martha María se paró en el pozo a esperar noticias. Después, cuando se anunció que los trabajos de rescate demorarían más de un año, acudió cada día a la mina a ver los avances. Sólo dejó de ir dos semanas, cuando la tuvieron que operar de la vesícula.

La realidad del rescate

Sobre los trabajos de recuperación de los cuerpos, señala que lo último que les informaron es que se habían logrado colocar los taponamientos hidráulicos para evitar inundaciones. En caso de pasar las pruebas, iniciarían los trabajos de excavación y recuperación, aunque esto podría tardar todavía otros cinco meses.

La coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, indicó el 19 de julio que la obra está a 70% y las fechas se cumplen según lo planeado, pero nadie tiene acceso al lugar para constatarlo.

Desde el día siguiente a la inundación en el pozo de carbón, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió: “Vamos a continuar trabajando hasta rescatarlos”.

Sin embargo, los días pasaron y la operación demostró ser más compleja de lo esperado.

“Ya se iba avanzando, pero se tuvo la mala suerte, se abrió otro boquete de la mina inundada y volvieron a subir los niveles de agua”, reconoció el 22 de agosto.

Tres días después, autoridades de Protección Civil nacional dijeron a familiares de los mineros que el rescate se tardaría de seis a 11 meses, plazo que tampoco se cumplió.

El pasado 24 de enero el Presidente dijo: “Vamos bastante bien, ya estamos, yo diría, que cerca de rescatar los cuerpos”. Todavía, en junio pasado, señaló que “en agosto, antes de agosto”, los trabajadores llegarían a las galerías “donde pensamos que están los mineros”.

Leer también:

Para la viuda la esperanza sigue intacta, pero también la realidad de que no los rescaten le ha llegado de golpe en los últimos meses.

“Estoy más consciente. Quizá meses atrás no, pero fui entendiendo y poniéndome en las manos de Dios. Todo lo que hace es perfecto. Ya no me torturaré con esos pensamientos. Qué más quisiera que lo saquen para llevarlo con su mamá, que era lo que él quería, pero aceptaré lo que Dios mande. Si dicen que es imposible entrar a la búsqueda, lo entenderé”, expresa resignada.

Otras viudas, como Carolina Álvarez, aseguran que lucharán hasta recuperar los restos. Ella era pareja del minero Jorge Luis Martínez y, aunque se había separado de él seis años atrás, criaban un hijo y una hija en buenos términos.

Carolina dice que no cesará por tener los restos y dárselos a sus hijos, pues fue una promesa que les hizo desde el 3 de agosto, cuando el minero se quedó en el fondo del pozo. “Mi paz llegará cuando digan que ya puedo ir a recogerlo... Desde el primer día que me hablaron les prometí [a sus hijos] que no dejaría de insistir hasta tenerlo”.

Sin castigo

Cristina Auerbach, defensora de derechos de los mineros del carbón y representante de la Organización Familia Pasta de Conchos, asegura que en la región carbonífera permea el oscurantismo alrededor de los siniestros y los rescates.

Critica que para el caso de El Pinabete permitan la entrada únicamente de las viudas y no de todos los familiares, hermanos o padres.

Además, refiere que no se entregan informes técnicos a la opinión pública y se la pasan diciendo que el trabajo “va muy bien”.

Para Auerbach, la situación que priva en la región es una situación que Naciones Unidas cataloga como “zona de sacrificio”, porque las muertes de mineros no tienen castigo, no hay desarrollo y se mantiene la extracción de carbón.

“Son zonas a las que no se les invertirá en infraestructura ni en nada, porque lo único que interesa es seguir sacando carbón, no generar desarrollo ni bienestar”, explica.

Actualmente, por el caso de El Pinabete hay dos personas procesadas por la Fiscalía General de la República (FGR), entre ellas el socio mayoritario de la Compañía Minera El Pinabete, S.A. de C.V., acusado del delito de explotación ilícita de un bien que pertenece a la nación.

Cristina Auerbach critica que en México no se castiguen los asesinatos de mineros y no haya procesos por homicidios culposos, cuando el hecho de que las minas, pozos o cuevas no tengan las condiciones de seguridad debería ameritarlo.

Para las viudas es mejor dejar todo en manos de Dios, pues no creen que haya castigo terrenal. Hace meses interpusieron una denuncia por homicidio culposo, pero al no tener los cuerpos la Fiscalía estatal argumenta que no puede acreditar el delito.

Aceptar el designio de Dios

Martha María Huerta recuerda que cuando ocurrió la tragedia se enojó con Sergio; renegó y se acordó de todas las veces que le pidió que dejara el trabajo de minero. Con el tiempo entendió que fue decisión de Sergio y designio de Dios.

“Si me va a tronar, que sea donde a mí me gusta”, le decía el minero cuando Martha María le insistía en irse a trabajar a una maquiladora.

Esas palabras, dice la viuda, han servido para comprender que el minero aceptó su decisión, que sabía del peligro y que quedó donde le gustaba estar.

Leer también:

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.

Comentarios