Acapulco.— Entre la devastación que dejó Otis en Acapulco, cuadrillas de trabajadores se esmeran en poner de pie decenas de palapas que el huracán destrozó.

Martín Montiel está a cargo de un equipo de seis constructores que a principios de esta semana reanudaron sus actividades. Contó a que trabaja para un contratista, quien a su vez presta su servicio a hoteles de la zona, como el Hotel Emporio, en la playa El Morro, donde en estos días trabajaban en colocar las palapas.

“Nos pagan a 800 pesos el día. Los del Emporio nos tratan bien, nos dan de comer”, asegura.

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Relata que el trabajo es pesado porque deben estar muy atentos, ya que hay mucha basura en la playa, como vidrios y clavos, “pero gracias a Dios ya hay trabajo”.

Martín estima que una cabaña de cuatro por cuatro metros cuesta unos 10 mil pesos.

El trabajo no es tan fácil como parece, Martín calcula que él, junto con todo su equipo, apenas logran levantar una estructura por cada jornada laboral de 10 horas.

Martín, quien tiene 51 años, de los cuales 35 se ha dedicado a trabajar en labores de construcción y jardinería en este puerto, no pierde la esperanza de que antes de fin de año el sector turístico se reactive.

“Me siento contento porque ya tengo trabajo, pero a la vez triste porque mi casa se la llevó el huracán, perdimos todo, pero así como se ve, le estamos echando ganas todos: los empresarios, los dueños de hoteles y la gente. Esperemos que, primero Dios, para diciembre ya esté restablecido 70% u 80%”, confía.

Fuerza laboral

A más de dos semanas de que el fenómeno meteorológico azotó la costa de Acapulco, se observa a cientos de trabajadores en varios puntos de la ciudad, enfocados en diversas tareas, pese a los fuertes rayos del sol que sofocan a todos.

Muchos de ellos llegaron para ayudar a restablecer los servicios y muchos otros forman equipos que se dedican a limpiar las playas.

De estos últimos, la mayoría son empleados locales de los sectores hotelero y restaurantero, cuyos ingresos dependen del turismo.

En su afán de volver a generar ingresos trabajan en lo que sea necesario, bajo temperaturas de más de 30 grados que se han registrado los últimos cuatro días, para avanzar en la limpieza, primer paso para que se reanuden los servicios y poco a poco volver a sus oficios como meseros, bartenders, cajeros, recepcionistas, mucamas y artesanos, entre otros.

“Ahorita yo estoy apoyando a los chavos [constructores de cabañas], pero regularmente yo le doy atención a los turistas aquí a pie de playa; como obviamente no hay, pues le hago a lo que se ofrezca”, menciona Jonathan, empleado del Hotel Emporio.

Jonathan se dice del grupo de los que han tenido suerte, pues el hotel no ha dejado de pagarles.

El trabajo no es sencillo: los equipos levantan una estructura por cada jornada de 10 horas. Foto: Iván Montaño / EL UNIVERSAL
El trabajo no es sencillo: los equipos levantan una estructura por cada jornada de 10 horas. Foto: Iván Montaño / EL UNIVERSAL

Un destino que vive

“Les venimos a dejar agua, refrescos y comida para la gente que está trabajando aquí en la limpieza, esperemos que Acapulco regrese pronto, todos somos uno y uno somos todo”, asegura Victoria Téllez, una mujer originaria de la Ciudad de México, quien en compañía de su esposo e hijo acudió a la zona de La Diana Cazadora a donar alimentos para las cuadrillas de trabajadores.

En tanto, micro, pequeños y grandes empresarios, y trabajadores de todos los rubros, esperan que la vida se normalice pronto y el puerto esté listo para recibir a turistas nacionales y extranjeros que, esperan, no los dejen solos y acudan con ellos a darle la bienvenida al 2024.

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