Nos cuentan desde Zacatecas que a quien le tundieron duro durante su comparecencia en el Congreso local, fue al general Adolfo Marín , secretario de Seguridad Pública del gobierno de David Monreal (Morena), pues los diputados de oposición lo recibieron con un ataúd y vestidos de negro para mostrar luto por las víctimas de la violencia, así como con una serie de pancartas para exigir su renuncia. Mientras que don Adolfo , nos dicen, llegó blindado por un contingente de camionetas de la Guardia Nacional, que de poco le sirvió cuando los legisladores le lanzaron fuertes cuestionamientos sobre una “estrategia de seguridad fallida”, mientras que él sólo atinaba a repetir que todo estaba “mucho mejor”. El clímax, nos narran, se vivió cuando el secretario culpó a los medios de magnificar los hechos delictivos y se molestó porque diputados le preguntaron su salario y cuántos elementos lo custodiaban. ¡Qué tal!
Adiós, señor fiscal
Nos platican desde Nuevo León que la renuncia del fiscal general de Justicia del estado, Gustavo Adolfo Guerrero Gutiérrez , no resultó tan sorpresiva para algunos, pues desde hace tiempo en los corrillos políticos se hablaba de que se estaba cocinando su salida, para abrirle espacio al excandidato del PRI-PRD a la gubernatura y exprocurador del estado Adrián de la Garza , mismo que perdió en la contienda electoral contra el gobernador Samuel García (MC). ¿Atinarán las voces que aseguran que don Adrián será el próximo procurador?
Tropieza edil en violencia de género
Otro mal sabor de boca, nos platican, dejó el actuar del alcalde de Zapopan, Jalisco, Juan José Frangie (MC), luego de que por casi una semana la expolicía de investigación Marely Romero se puso en huelga de hambre para exigir una audiencia con el edil, a fin de solicitarle que su expareja y agresor, quien labora en la Comisaría de Seguridad de Zapopan, fuera investigado y cesado de su cargo. La cuestión, nos explican, es que aunque el agresor finalmente fue vinculado a proceso, más de uno criticó que el tema procediera sólo después de que la víctima pusiera en riesgo su salud y perdiera su trabajo por denunciar, además de que don Juan José nunca accedió a reunirse con ella y escucharla. ¡Qué tal!