McAllen, Texas.— Con lanchas rápidas, drones, aviones, globos aerostáticos, torres de vigilancia móviles y fijas equipadas con cámaras de visión nocturna y diurna, así como sensores de movimiento y calor, motos, vehículos todoterreno, binomios caninos, caballos y hasta inteligencia artificial, el gobierno de Estados Unidos intenta inhibir el cruce irregular de migrantes a su territorio.
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Toda esta tecnología también es utilizada por el gobierno estadounidense para detectar el ingreso de droga, contrabando y otras posibles actividades criminales a lo largo de los más de 3 mil kilómetros de frontera que comparte con México.
Uso de la inteligencia artificial
Entre la tecnología que utiliza la Patrulla Fronteriza para inhibir las actividades ilícitas del crimen organizado en la frontera, particularmente en la zona de El Paso, Texas, están las torres de vigilancia autónoma, equipadas con una cámara de alto poder que captura imágenes durante el día y la noche y que cuenta con inteligencia artificial.
“Esta cámara entre más se usa se vuelve más inteligente, ya que tiene un radar que detecta cualquier tipo de movimiento vehicular, peatonal y animal, y envía una señal al operador del centro de comando. Entre más se utiliza puede ir clasificando los movimientos para que vaya aprendiendo”, explicó el oficial Fidel Baca, vocero de la Patrulla Fronteriza en el sector El Paso.
Indicó que esas torres pueden cambiarse de área en unas cuantas horas y no interfieren con el medio ambiente, porque no se entierran, ya que se sostienen con pesas y la energía que utilizan es 100% solar.
De estas torres, 15 están repartidas en puntos estratégicos en el sector de El Paso, y antes que finalice el año fiscal tienen contemplado instalar nueve más.
En este sector, donde el terreno es rocoso, desértico y con canales de aguas profundas con fuertes corrientes, los agentes federales también se apoyan con vehículos todoterreno y caballos para la vigilancia en los muros fronterizos con México.
“Ellos [los caballos] pueden ingresar a áreas remotas donde no llega ningún tipo de vehículo, aunque sea todoterreno”, puntualizó Baca.
En la garita de control vehicular de Falfurrias, Texas, agentes de la Patrulla Fronteriza verifican que todos los documentos presentados por conductores sean legales, antes de permitirles internarse en territorio estadounidense. Se apoyan con cámaras y con agentes caninos, que detectan sustancias ilícitas y personas que buscan cruzar de manera ilegal, ya que este es un corredor bastante utilizado por traficantes de drogas y personas, explicó el oficial Andrés García.
Pero eso no es todo. Entre el equipo que ahora tienen a prueba hay globos aerostáticos sujetos al suelo, equipados con cámaras de rayos infrarrojos para visión nocturna y sensores que detectan el movimiento y pueden diferenciar entre animales y humanos.
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Para el patrullaje aéreo y localización de migrantes cuentan con tres tipos de aeronaves, como el helicóptero UH60 Black Hawk, con capacidad para 10 personas, el avión PS12, que se utiliza cuando se presentan desastres naturales como huracanes, y un helicóptero liviano, el AS350, informó el director de operaciones aéreas para el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), Efrén González. Asimismo, explicó que las tres aeronaves pueden ingresar a zonas remotas y cuentan con cámaras de visión nocturna.
La vigilancia del río
Tres lanchas rápidas navegan las 24 horas las caudalosas y profundas aguas del río Grande (en Estados Unidos)-río Bravo (en México), que sirve de límite entre ambas naciones para desalentar el cruce de droga y migrantes a través de balsas inflables.
Desde el cielo, aviones y drones buscan a grupos de personas transportadas por coyotes hasta la orilla del afluente y, si tienen suerte y no son detenidos por agentes de la Patrulla Fronteriza que utilizan goggles de visión nocturna, se internarán entre la vegetación para caminar unos 60 kilómetros y llegar al lugar donde será el “levantón”.
Para llegar hasta ahí, tienen que burlar las cámaras de vigilancia de largo alcance de las torres y deben evitar ser descubiertos por sensores de movimiento dispersos en el terreno y por las patrullas que recorren la zona.
Durante un recorrido que realizó EL UNIVERSAL con la Patrulla Fronteriza en el Valle del Río Grande se pudo observar que en gran parte de ambas orillas hay restos de balsas desinfladas. Del lado mexicano se pudo ver a grupos de personas escondidas en el monte, esperando la oportunidad para cruzar a territorio estadounidense.
Tecnología también salva vidas
La tecnología que utiliza la Patrulla Fronteriza también sirve para rescatar a migrantes que quedan abandonados por los traficantes en el desierto, montañas y ríos.
En el Valle del Río Grande, personal del programa Migrante Extraviado instaló mil 300 calcomanías con señalamientos de peligro por ahogamiento en ríos, mil 650 placas con número de ubicación, 93 torres con botones de alerta y número de emergencia 911, para cuando el migrante se encuentre perdido o en malas condiciones de salud.
Los datos que están en las torres de rescate ayudan a conocer la ubicación de la persona y así agilizar el despliegue para su localización, indicó Alex Jara, del grupo de Migrantes Extraviados de la Patrulla Fronteriza del Valle del Río Grande.
Señaló que cuentan con oficiales entrenados para rescate acuático y en áreas remotas, como desierto o montaña.
También tienen paramédicos, equipos especializados en emergencias médicas por traumatismo y certificados para tratar heridas de armas, explicó el agente Eduardo de Jesús, de la Unidad de Trauma y Búsqueda de la Patrulla Fronteriza en El Paso.
Las autoridades de EU advierten que los migrantes tienen pocas posibilidades de cruzar, entre la tecnología y las condiciones extremas del desierto, que en mayo alcanza temperaturas de 50 grados.