Nacajuca.— Un pedazo de lona, sábanas, cobijas, láminas y algunas maderas sirvieron para que María Asunción Zapata Rodríguez construyera una casa provisional en una carretera de la comunidad Bordo La Cruz Sandial, en este municipio.
María Asunción tuvo que abandonar su vivienda original, ubicada a unos pasos de donde está ahora, porque se inundó con el desbordamiento del río Samaria. Ante la emergencia, echó mano de su imaginación para alzar un techo donde ella y sus hijas se puedan quedar.
Esta noche, la familia de María Asunción no podrá dormir en calma: cientos de mosquitos intentarán picarla y el riesgo de que una culebra o tarántula aparezca estará latente.
La Cruz Sandial es una comunidad pobre enclavada en una zona rural de Nacajuca y con aproximadamente 200 personas. Lo único que sus habitantes tenían seguro era vivir en un inmueble de concreto, pero ahora no tienen ni eso a causa de las inundaciones en el estado.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la probabilidad de lluvia sigue latente para este fin de semana en Nacajuca. La noticia no es buena para los habitantes de La Cruz Sandial, quienes saben que la más mínima ráfaga de viento podría volar las telas que pusieron como techo y paredes en su hogar improvisado.
A pesar del pronóstico, muchos vecinos del lugar se han apurado a montar sus pequeños refugios. Esta no es una práctica nueva, también la llevaron a cabo en las inundaciones de 2007, cuando tampoco recibieron ayuda de las autoridades.
Son más de 100 mil los damnificados por los desbordamientos de ríos y el desfogue de presas. Los gobiernos federal, estatal y municipal se han apurado a entregar despensas, aunque éstas no son suficientes.
La lista de inconvenientes de vivir en una casa hecha con pedacería de materiales es inmensa, pero los habitantes de La Cruz Sandial ya se resignaron a que podrían vivir de esta manera hasta el mes de diciembre.
Los últimos días han sido complicados para María Asunción. En ese periodo ha aprendido a matar culebras para proteger a sus hijas.
“Es muy feo, muy doloroso lo que sentimos ahorita”, dice la mujer que aún mantiene la esperanza de que el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional y Protección Civil acudan a la zona para brindar protección.
Los pobladores de La Cruz Sandial también enfrentan otro problema: su comunidad está aislada en una zona rural, por lo que no hay acceso a hospitales públicos y albergues, además de que ya es muy poca el agua purificada que sale de la llave.
“Es fea la situación, no se duerme bien, no se vive bien, la situación es muy fea”, comenta María de Jesús Hernández Zapata, otra de las habitantes de esta comunidad, quien asegura sentir tristeza de que en un abrir y cerrar de ojos el agua se llevó todas sus cosas.